Recibiréis Poder

321/367

Ni excitación ni sensacionalismo, 15 de noviembre

Presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad, palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo que decir de vosotros. Tito 2:7, 8. RP 330.1

El Señor tiene una obra para que ustedes realicen y, si escuchan su voz, no quedarán en la oscuridad. El Salvador dice: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen”. “Mas al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños”. Juan 10:27, 5. Estoy segura de que el Señor les está revelando la perfección y plenitud de la obra expiatoria, para que el corazón se llene con amor y gratitud, a fin de que puedan revelar a otros lo que el Señor les está manifestando. Como resultado, la imagen de Cristo grabada sobre el corazón será reflejada día tras día en el carácter y en la vida práctica, porque representamos a un Salvador personal. RP 330.2

Se promete el Espíritu Santo a todos los que lo pidan. Cuando escudriñan las Escrituras, el Espíritu Santo está a su lado, representando a Jesucristo. La verdad es un principio viviente que hace brillar al entendimiento con preciosa claridad, y entonces, sólo entonces, es tiempo de hablar las palabras del Cristo viviente. “Somos colaboradores de Dios”. Cristo dijo a la mujer de Samaria: “Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva... una fuente de agua que salte para vida eterna”. Juan 4:10, 14. RP 330.3

Los que tienen la efusión del evangelio de Cristo, que proviene del corazón imbuido de su Espíritu Santo comunicarán luz, consuelo y esperanza a los corazones que tienen hambre y sed de justicia. No es excitación lo que deseamos crear, sino una consideración seria y profunda, para que los que oyen hagan un trabajo sólido, real, firme y genuino que durará tanto como la eternidad. No tenemos hambre de excitación, de lo sensacional; cuanto menos tengamos de esto, tanto mejor. El razonamiento sereno y ferviente sobre las Escrituras es precioso y fructífero. Aquí está el secreto del éxito: predicar a un Salvador personal y viviente en una forma tan sencilla y sincera que la gente pueda ser capaz de aferrarse por fe al poder de la Palabra de vida.—Carta 102, 1894; The Paulson Collection of Ellen G. White Letters, 101, 102. RP 330.4