Recibiréis Poder

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El vecindario: un gran campo de labor, 16 de junio

Vuélvete a tu casa, y cuenta cuán grandes cosas ha hecho Dios contigo. Y él se fue, publicando por toda la ciudad cuán grandes cosas había hecho Jesús con él. Lucas 8:39. RP 178.1

Por todas partes los campos están abiertos a la predicación. Aquí y allá se están dando oportunidades que hasta resultan difíciles de atender. Con todo, y aunque hay un gran número de personas que han recibido la luz de la verdad, ¡cuánto más podría haberse hecho si cada uno hubiera utilizado dicho poder para compartir la luz con otros! No todos pueden ser predicadores de la Palabra; sin embargo, cada uno tiene algo que realizar en favor de Cristo en el lugar donde está. Entre los vecinos hay un gran campo de labor. Sea cual fuere la ocupación, si cada uno consagrara mente y corazón a esta obra, podría trazar planes, aun en pequeña escala, que los haría útiles al Señor. RP 178.2

En virtud de las providenciales aperturas que se presentan para introducir la Palabra de Dios, las oportunidades se van multiplicando. Esto exige la ofrenda de nuestro tiempo, del intelecto, de nuestro dinero y de cualquier otro don, sea pequeño o grande, según Dios nos haya prosperado, con el propósito de abrir caminos a la verdad en los lugares oscuros del planeta, donde deben ser establecidos los principios de la justificación que harán avanzar los intereses del reino de Cristo. Los ángeles celestiales están aguardando la oportunidad para unirse a nosotros a fin de que muchos puedan convertirse al escuchar y recibir la influencia del Espíritu Santo. RP 178.3

Por mucho tiempo hemos estado mirando y esperando la venida del Señor; pero, ¿estamos haciendo todo lo que está a nuestro alcance para apresurar su regreso? “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”. 2 Pedro 3:9. El Señor obra en forma incesante, y mientras todo el cielo participa en la tarea de conducir a los pecadores a Cristo y al arrepentimiento, ¿qué están haciendo sus discípulos para ser canales de luz y así cooperar con los agentes divinos? Se están preguntando diariamente: “Señor, ¿qué quieres que haga?” Hechos 9:6. A semejanza de Jesús, ¿están practicando el renunciamiento propio? ¿Están profundamente conmovidos y sus corazones se derraman en oración a Dios para que los haga objeto de su gracia y les conceda sabiduría por el Espíritu Santo para trabajar con habilidad, dedicando también sus recursos para salvar a los que perecen sin Cristo?—The Review and Herald, 16 de mayo de 1893. RP 178.4