Mente, Carácter y Personalidad 2

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El culpable necesita un planteamiento

Nadie mejorará nunca mediante la acusación y la recriminación. Hablarle de su culpa al alma tentada no le inspirará la determinación de mejorar. Al equivocado y desanimado señálele a Aquel que es capaz de salvar hasta lo sumo a todos los que acuden a él. Muéstrele lo que puede llegar a ser. Dígale que en él no hay nada que lo pueda recomendar a Dios, pero que Cristo murió para que él pudiera ser aceptado por el Amado. Transmítale esperanza, mostrándole que en Cristo hay fuerza para obrar mejor. Ponga delante de él las posibilidades que el Cielo le da. Señálele las alturas que puede alcanzar. Ayúdele a aferrarse de la misericordia del Señor, a confiar en su poder perdonador. Jesús está esperando para tomarlo de la mano, para darle poder a fin de vivir una vida noble y virtuosa.—Manuscrito 2, 1903. 2MCP 99.1