Mente, Carácter y Personalidad 2

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Sección 17—Psicología práctica

Capítulo 84—Cómo tratar con las emociones

No podemos adivinar los motivos

Recordad que no podéis leer los corazones. No podéis conocer los motivos que impulsan las acciones que os parecen erróneas. Hay muchos que no han recibido la debida educación; sus caracteres son tortuosos, duros y retorcidos, y parecen sinuosos en todas formas. Pero la gracia de Cristo puede transformarlos. Nunca los echéis a un lado, nunca los induzcáis al desánimo o a la desesperación diciéndoles: “Usted me ha chasqueado, y no trataré de ayudarlo”. Unas pocas palabras habladas apresuradamente bajo la provocación -precisamente lo que nosotros pensamos que merecen- pueden cortar las cuerdas de la influencia que habría atado sus corazones al nuestro. 2MCP 395.1

La vida consecuente, la paciente tolerancia, el espíritu sereno bajo la provocación, es siempre el argumento más concluyente y el más solemne llamamiento. Si habéis tenido oportunidades y ventajas que no les hayan tocado en suerte a los demás, considerad este hecho y sed siempre maestros sabios, cuidadosos y amables. 2MCP 395.2

A fin de que la cera reciba una impresión fuerte y clara del sello, no la golpean con el sello en forma apresurada y violenta; colocan el sello cuidadosamente sobre la plástica cera y en forma tranquila y firme lo presionan hasta que se haya endurecido en el molde. De la misma manera traten con las almas humanas. La continuidad de la influencia cristiana es el secreto de su poder, y esto depende de que ustedes perseveren en la manifestación del carácter de Cristo. Ayuden a los que hayan errado, contándoles lo que les ha ocurrido a ustedes. Muéstrenles cómo, cuando cometieron graves errores, la paciencia, la bondad y la disposición a ayudarles manifestada por sus colaboradores les dieron valor y esperanza.—Consejos sobre la Obra de la Escuela Sabática, 111-113 (1900). 2MCP 396.1