Mente, Carácter y Personalidad 2

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La mente es el huerto; el carácter es el fruto

Cada facultad del hombre es un obrero que está construyendo para el tiempo y la eternidad. Cada día la estructura se eleva más y más, aunque su poseedor no se dé cuenta de ello. Es un edificio que debe ser levantado a modo de un fanal de advertencia contra la deformidad; una estructura que Dios y los ángeles puedan admirar por su armonía con el Modelo divino. 2MCP 187.2

Las facultades mentales y morales que Dios nos ha dado no constituyen el carácter. Son talentos que debemos emplear y que, si se los usa correctamente, formarán un carácter recto. Alguien puede tener preciosas semillas en la mano, pero esas semillas no son un huerto. Hay que plantar la semilla antes que se convierta en árbol. La mente es el huerto; el carácter es el fruto. Dios nos ha dado facultades para que las cultivemos y las desarrollemos. La conducta que seguimos determina nuestro carácter. Adiestrar esas facultades de manera que armonicen y desarrollen un carácter valioso, es una obra que solo nosotros podemos hacer.—Testimonies for the Church 4:606 (1881). 2MCP 187.3