Mente, Carácter y Personalidad 2

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La fe descansa en evidencias

La palabra del Señor, hablada por sus siervos, es recibida por muchos con dudas y temores. Y muchos postergan su obediencia a la amonestación y a los reproches dados, esperando hasta que haya desaparecido de su mente toda sombra de incertidumbre. La incredulidad que exige perfecto conocimiento no quiere ceder a las evidencias de que Dios se complace en ofrecer. Él requiere de su pueblo una fe que descanse en el peso de la evidencia, no sobre el conocimiento perfecto. Los que siguen a Cristo, que aceptan la luz que Dios les manda, deben obedecer la voz de Dios que les habla cuando hay muchas otras voces que claman contra ella. Requiere discernimiento el distinguir la voz de Dios.—Testimonios Selectos 3:149 (1873). 2MCP 179.1

Debemos saber por nosotros mismos qué es el cristianismo, qué es la verdad, qué es la fe que hemos recibido, cuáles son los principios bíblicos que se nos han transmitido provenientes de la más alta autoridad. Hay muchos que creen sin tener una razón para fundamentar su fe, sin suficiente evidencia acerca de la verdad del asunto. Si se presenta una idea que concuerda con sus propias opiniones preconcebidas, todos están listos para aceptarla. No razonan de causa a efecto. Su fe no tiene un fundamento genuino, y en el tiempo de prueba descubrirán que han edificado sobre la arena.—Carta 4, 1889. 2MCP 179.2