Mente, Carácter y Personalidad 1

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La suma de la felicidad de la vida

Una mente educada es un gran tesoro; pero sin la influencia suavizadora de la solidaridad y el amor santificado no es del máximo valor. Deberíamos tener palabras y hechos de tierna consideración por los demás. Podemos manifestar mil pequeñas atenciones con palabras amables y miradas agradables, las cuales se reflejarán sobre nosotros. Por su descuido de los demás los cristianos desconsiderados manifiestan que no están en unión con Cristo. Es imposible estar en unión con Cristo y sin embargo mostrar falta de bondad hacia otros y olvidar sus derechos. Muchos desean ardientemente una bondad amistosa. 1MCP 96.1

Dios nos ha dado a todos una identidad propia, que no puede fundirse en la de otro; pero nuestras características individuales serán mucho menos prominentes si realmente somos de Cristo y su voluntad es la nuestra. Nuestras vidas deberían estar consagradas al bien y la felicidad de otros, como fue la del Salvador. Tenemos que olvidarnos de nosotros mismos, siempre buscando oportunidades—aun en cosas pequeñas—para mostrar gratitud por los favores que hemos recibido de otros y buscar oportunidades de alegrar a otros y aliviar sus tristezas y cargas con actos de tierna bondad y pequeños hechos de amor. Estas cortesías atentas que, comenzando con nuestras familias se extienden fuera de ese círculo, ayudan a producir la suma de la felicidad de la vida; y el descuido de estas cosas pequeñas produce la suma de la amargura y la tristeza de la vida.—Testimonies for the Church 3:539, 540 (1875). 1MCP 96.2