Capítulo 8—Costumbres comunes en los noviazgos
Ideas erróneas al respecto—Las ideas relativas al noviazgo se fundan en ideas erróneas acerca del casamiento. Obedecen a los impulsos y a la pasión ciega. El noviazgo se rige por un espíritu de flirteo. Con frecuencia los que participan en él violan las reglas de la modestia y de la reserva, haciéndose culpables de indiscreciones, si no transgreden la ley de Dios. No disciernen el alto, noble y sublime designio de Dios en la institución del matrimonio. Por lo tanto, no desarrollan los afectos más puros del corazón ni los rasgos más nobles del carácter.
HC 46.1
No debierais decir una palabra ni realizar acción alguna acerca de las cuales no quisierais que los ángeles las viesen y las anotasen en los libros del cielo. Debéis procurar sinceramente glorificar a Dios. Vuestro corazón debe tener únicamente afectos puros, santificados, dignos de quienes siguen a Cristo, que sean de índole elevada y más celestial que terrenal. Cuanto difiere de esto degrada el noviazgo; y el matrimonio no puede ser santo y honroso a la vista de un Dios puro y santo, a menos que concuerde con los elevados principios de la Escritura.1
HC 46.2
Los jóvenes confían demasiado en los impulsos. No deben ceder con demasiada facilidad, ni dejarse cautivar con prontitud excesiva por el exterior atractivo de quien dice amarlos. Tal como se lo práctica en esta época, el galanteo es un plan engañador e hipócrita, que tiene mucho más que ver con el enemigo de las almas que con el Señor. Si en algo hay necesidad de buen sentido común es en esto; pero el hecho es que interviene muy poco en tal asunto.2
HC 46.3
Las largas veladas—Se ha hecho costumbre el que [los cortejantes] estén sentados hasta tarde por la noche; pero esto no agrada a Dios, aun cuando ambos seáis cristianos. El acostarse tan tarde perjudica a la salud, incapacita la mente para los deberes del día siguiente, y tiene apariencia de mal. Hermano mío, espero que tendrá bastante respeto propio para rehuir esta forma de galanteo. Si desea sinceramente glorificar a Dios, obrará con cautela deliberada. No permitirá que un sentimentalismo amoroso enfermizo le ciegue al punto que no pueda discernir las elevadas demandas que Dios dirige a Vd. como cristiano.3
HC 47.1
Los ángeles de Satanás velan con los que dedican al galanteo gran parte de la noche. Si los ojos de éstos pudieran abrirse, verían a un ángel anotar sus palabras y sus actos. Violan las leyes de la salud y de la modestia. Sería más propio dejar algunas horas de ese galanteo para la vida marital; pero por lo general el casamiento acaba con toda la devoción manifestada durante el noviazgo.
HC 47.2
En esta era de depravación, esas horas de disipación nocturna llevan con frecuencia a ambas partes a la ruina. Satanás se regocija y Dios queda deshonrado cuando hombres y mujeres se deshonran a sí mismos. Sacrifican su buen nombre y honor bajo el ensalmo de la infatuación, y el casamiento de tales personas no puede solemnizarse bajo la aprobación divina. Se casaron porque la pasión los impulsó, y pasada la novedad del caso, empezarán a comprender lo que hicieron.4
HC 47.3
Satanás sabe exactamente con qué elementos trata, y despliega su sabiduría infernal en diversos ardides para entrampar las almas y llevarlas a la ruina. Vigila todo paso que se da, hace muchas sugestiones, y a menudo esas sugestiones son aceptadas antes que el consejo de la Palabra de Dios. El enemigo prepara hábilmente esa red tupida y peligrosa para prender a los jóvenes e incautos. A menudo puede ocultarla bajo un manto de luz; pero los que llegan a ser sus víctimas se asaetan con muchos dolores. Como resultado vemos por todas partes seres humanos que naufragan.5
HC 47.4
Los que juegan con los corazones—Jugar con los corazones es un crimen no pequeño a la vista de un Dios santo. Y sin embargo hay quienes manifiestan preferencia por ciertas jóvenes y conquistan sus afectos, luego siguen su camino y se olvidan por completo de las palabras que pronunciaron y de sus efectos. Otro semblante los atrae, repiten las mismas palabras y dedican a otra persona las mismas atenciones.
HC 48.1
Esta disposición seguirá revelándose en su vida de casados. La relación matrimonial no vuelve siempre firme el ánimo veleidoso ni da constancia a los vacilantes ni los hace fieles a los buenos principios. Los tales se cansan de la constancia, y sus pensamientos profanos se revelarán en actos profanos. ¡Cuán esencial es, por lo tanto, que los jóvenes ciñan los lomos de su entendimiento y sean precavidos en su conducta a fin de que Satanás no pueda seducirlos y desviarlos de la integridad! 6
HC 48.2
El engaño en los galanteos—Un joven que se complace en la compañía de una señorita y conquista su amistad a espaldas de sus padres no desempeña un papel noble ni cristiano para con ella ni para con sus padres. Puede ser que mediante comunicaciones y citas secretas llegue a influir en el ánimo de ella, pero al hacerlo no manifiesta la nobleza e integridad de alma que ha de poseer todo hijo de Dios. Para lograr sus fines, los tales desempeñan un papel carente de franqueza, que no concuerda con las normas de la Biblia, y demuestran que no son fieles a quienes los aman y procuran ser sus leales guardianes. Los casamientos contraídos bajo tales influencias no concuerdan con la Palabra de Dios. El que quiso desviar de su deber a una hija y confundir sus ideas acerca de las claras y positivas órdenes divinas en cuanto a amar y honrar a sus padres, no es persona que quedaría fiel a sus obligaciones matrimoniales. ...
HC 48.3
“No hurtarás,” fué escrito por el dedo de Dios en las tablas de piedra, y sin embargo ¡cuántas veces se práctica y disculpa el hurto solapado de los afectos! Se persiste en un galanteo engañoso y en un intercambio de comunicaciones secretas hasta que los afectos de un ser inexperto, que no sabe en qué puede resultar todo esto, se retraen en cierta medida de sus padres y se fijan en quien, por su misma conducta, se demuestra indigno de su amor. La Biblia condena toda suerte de improbidad. ...
HC 49.1
Sólo Dios conoce el pleno alcance de toda la desgracia ocasionada por esta manera solapada de llevar a cabo los galanteos y casamientos. Sobre esta roca han naufragado muchas almas. En esto cometen terribles errores aun personas que se dicen cristianas, cuya vida se distingue por su integridad, y que parecen sensatas en todo otro asunto. Revelan una voluntad obstinada que ningún razonamiento puede cambiar. Se quedan tan fascinados por sentimientos e impulsos humanos que no tienen deseo de escudriñar la Biblia ni de estrechar su relación con Dios.7
HC 49.2
Evítese el primer paso hacia abajo—Cuando se ha violado un mandamiento del Decálogo, es casi seguro que se darán otros pasos hacia abajo. Una vez eliminadas las vallas de la modestia femenina, la licencia más vil no parece excesivamente pecaminosa. ¡Ay! ¡Cuán terribles son los resultados de la influencia ejercida por las mujeres en favor del mal en el mundo hoy! Las seducciones de “las extrañas” encierran a miles en celdas de cárcel, muchos se quitan la vida y otros muchos tronchan vidas ajenas. ¡Cuán ciertas son las palabras inspiradas: “Sus pies [de la extraña] descienden a la muerte; sus pasos sustentan el sepulcro”!
HC 49.3
Se han colocado faros de advertencia a cada lado del camino de la vida para impedir que los hombres se acerquen al terreno peligroso y prohibido; pero, a pesar de esto, son muchedumbres los que eligen la senda fatal, contra los dictados de la razón, sin tener en cuenta la ley de Dios, y en abierto desafío de su venganza.
HC 50.1
Los que quieran conservar la salud física, un intelecto vigoroso y una moral sana deben escuchar la orden: “Huye de las pasiones juveniles.” Los que quieren hacer esfuerzos celosos y decididos para detener la maldad que alza en nuestro medio su atrevida y presuntuosa cabeza son odiados y calumniados por todos los obradores de maldad, pero serán honrados y recompensados por Dios.8
HC 50.2
La mala siembra y su mies—No pongáis en peligro vuestras almas cometiendo los excesos de la juventud. No podéis permitiros el ser descuidados en cuanto a los compañeros que escogéis.9
HC 50.3
Un corto tiempo dedicado a sembrar malas acciones, amados jóvenes, producirá una mies que amargará vuestra vida entera; una hora de irreflexión, el ceder una vez a la tentación, puede desviar en la mala dirección toda la corriente de vuestra existencia. Sólo podéis ser jóvenes una vez; obrad de modo que vuestra juventud resulte útil. Cuando hayáis recorrido el camino, ya no podréis volver para rectificar vuestros errores. El que rehusa relacionarse con Dios y se expone a la tentación caerá ciertamente. Dios está probando a todo joven. Muchos han disculpado su descuido e irreverencia con el mal ejemplo que les dieron los profesos cristianos de más experiencia. Pero esto no debe impedir a nadie hacer lo recto. En el día de la rendición final de cuentas no os atreveréis a presentar las excusas que invocáis ahora.10
HC 50.4
177
HC
El Hogar Cristiano
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