El Hogar Cristiano

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Capítulo 81—Recreación satisfactoria

Ejercicio para la mano, el intelecto y el carácter—El beneficio mayor no se obtiene del ejercicio hecho a guisa de juego o de ejercicio simplemente. Hay cierto beneficio que se deriva de estar al aire puro y también del ejercicio de los músculos; pero conságrese la misma cantidad de energía al cumplimiento de deberes provechosos y el beneficio será mayor y se experimentará un sentimiento de satisfacción; pues un ejercicio de esa naturaleza lleva consigo la sensación de lo beneficioso y la aprobación de la conciencia por el deber bien cumplido.1 HC 459.1

En los niños y jóvenes se debe despertar la ambición de hacer ejercicio ejecutando algo que sea beneficioso para sí mismos y de ayuda para otros. El ejercicio que desarrolla la mente y el carácter, que enseña las manos a ser útiles y prepara a los jóvenes para llevar lo que les toca de las cargas de la vida, es el que proporciona fuerza corporal y aviva cada facultad. Y hay recompensa en la laboriosidad virtuosa y en el cultivo del hábito de vivir para hacer bien.2 HC 459.2

Ninguna recreación que sea útil únicamente para ellos dará por resultado una bendición tan grande para los niños y jóvenes como aquella que los haga útiles para los demás. Los jóvenes, que por naturaleza son entusiastas e impresionables, responden rápidamente a la insinuación.3 HC 459.3

El ejemplo de Jesús en su juventud—La vida de Jesús rebosaba de laboriosidad, y él hacía ejercicio al cumplir sus variadas tareas en armonía con el desarrollo de su fuerza física. Al hacer el trabajo que le era asignado, no tenía tiempo para entregarse a diversiones excitantes e inútiles. No participaba en cosas que hubieran envenenado su moralidad y rebajado su tono físico, sino que se adiestró en el trabajo útil, y esto hasta poder soportar duras pruebas.4 HC 459.4

En su vida terrenal fué Cristo un ejemplo para toda la familia humana y en el hogar fué obediente y útil. Aprendió el oficio de carpintero y con sus propias manos trabajó en el pequeño taller de Nazaret.... HC 460.1

La Biblia dice de Jesús: “Y el niño crecía, y se iba fortaleciendo en espíritu, llenándose de sabiduría: y la gracia de Dios era sobre él.” A medida que trabajaba, durante su infancia y juventud, su mente y su cuerpo se desarrollaban. No empleó sin miramiento sus fuerzas físicas, sino que les proporcionó una clase de ejercicio tal como para mantenerlas en buen estado, a fin de poder hacer el trabajo mejor en cualquier dirección. No quería ser defectuoso ni aun en el manejo de las herramientas. Era perfecto como obrero y era perfecto en cuanto al carácter. Por precepto y ejemplo, Cristo ha dignificado el trabajo útil.5 HC 460.2

Refrigerio por una variación de trabajo—Los jóvenes deben recordar que son responsables de todos los privilegios de que han disfrutado, del aprovechamiento de su tiempo y del debido uso de sus capacidades. Pueden preguntar: “¿No tendremos diversión o recreación?” “¿Trabajaremos y trabajaremos y trabajaremos, sin ninguna variación?”6 HC 460.3

Por un tiempo puede ser muy necesario que obtengan un cambio del trabajo físico que sobrecargó sus fuerzas, a fin de que puedan reanudar sus labores y trabajar con mayor éxito. Sin embargo, puede ser que no necesiten reposo absoluto, o que éste no daría los mejores resultados en lo que a la fuerza física se refiere. Aun cuando se cansen de una clase de trabajo, no necesitan desperdiciar sus momentos preciosos. Pueden procurar entonces hacer algo que no sea tan agotador, pero que beneficiará a su madre y a sus hermanas. Al aliviar las cargas de ellas asumiendo ellos mismos las más pesadas, pueden hallar la diversión proveniente de los buenos principios, que les proporcionará verdadera felicidad, y no perderán su tiempo en bagatelas o satisfacciones egoístas. Pueden aprovecharlo siempre ventajosamente y ser refrigerados constantemente por la variación, al paso que estén redimiendo el tiempo de tal modo que cada momento beneficiará a alguien.7 HC 460.4

Muchos aseveran que para conservar la salud física es necesario entregarse a diversiones egoístas. Es verdad que los cambios son necesarios para el mejor desarrollo del cuerpo, porque la variación refrigera y vigoriza la mente y el cuerpo; pero ella no se obtiene participando en diversiones insensatas ni descuidando los deberes diarios cuyo cumplimiento debe requerirse de los jóvenes.8 HC 461.1

Programa bendecido por Dios—Debemos enseñar a los jóvenes que ejerciten por igual las facultades mentales y físicas. El ejercicio saludable de todo el ser dará una educación amplia y abarcante. HC 461.2

Nos tocó hacer una obra austera en Australia para educar al respecto a los padres y a los alumnos; pero perseveramos en nuestros esfuerzos hasta que aprendieron la lección de que a fin de que los alumnos obtengan una educación completa, su tiempo debe dividirse entre la adquisición del saber por los libros y la del conocimiento de un trabajo práctico. HC 461.3

Se dedicaba al trabajo útil una parte de cada día, durante la cual los alumnos aprendían a desmontar el suelo, a cultivarlo y a construir casas, en vez de pasar ese tiempo jugando y procurando divertirse. Y el Señor bendijo a los alumnos que dedicaron así su tiempo a aprender lecciones de utilidad.9 HC 461.4

Dios proveyó ocupaciones útiles para el desarrollo de la salud, y ellas prepararán además a los alumnos para valerse a sí mismos y para ayudar a otros.10 HC 461.5

En vez de proveer diversiones que entretengan solamente, deben ordenarse ejercicios que reporten algún bien.11 HC 462.1

La actividad misionera es ejercicio ideal—En nuestro mundo, hay bastantes cosas necesarias y útiles que hacer para que el ejercicio hecho por placer y diversión resulte casi completamente innecesario. El cerebro, los huesos y los músculos adquirirán fuerza y solidez al usarlos con un propósito, al dedicarlos a la reflexión útil y concentrada y a idear planes que desarrollen las facultades del intelecto y la fuerza de los órganos físicos. Así se dará uso práctico a los talentos otorgados por Dios, con los cuales se le puede glorificar.12 HC 462.2

Al emplear los músculos y el cerebro que Dios les dió, los jóvenes tienen el deber de procurar siempre que hagan bien y sean útiles a otros, aliviando sus labores, consolando a los tristes, alentando a los desanimados y desesperados y desviando a los alumnos de las bromas y diversiones que con frecuencia rebajan su dignidad y los hunden en la vergüenza y deshonra. El Señor quiere que la mente se eleve y procure cauces de utilidad más elevados y nobles.13 HC 462.3

La misma facultad de ejercitar el intelecto y los músculos podría sugerir métodos y medios de practicar una clase superior de ejercicio en el cumplimiento de trabajo misionero que los haga colaborar con Dios y educarse para prestar mayor utilidad en esta vida realizando trabajo provechoso, lo cual es una actividad esencial en la educación.... HC 462.4

¿No es ésta la obra que cada joven debiera tratar de hacer para trabajar de acuerdo con los planes de Cristo? Disponéis de su ayuda. Las ideas de los alumnos se ampliarán. Serán abarcantes y vuestras posibilidades de ser útiles, aun mientras estudiáis, aumentarán de continuo. Los brazos y las manos que Dios os dió deben emplearse para hacer el bien que llevará el sello del cielo, para que podáis oír al fin el “Bien, buen siervo y fiel.”14 HC 462.5

Una receta para los inválidos—Se me ha indicado que cuando se anime a los enfermos a dejar sus habitaciones y pasar cierto tiempo al aire libre, cuidando flores o haciendo otro trabajo liviano y placentero, su atención se desviará de sí mismos a algo más saludable. El ejercicio al aire libre debe prescribirse como necesidad benéfica y vivificante.15 HC 463.1

No podemos menos que alegrarnos mientras escuchamos la música de las felices aves y nuestros ojos reposan sobre campos y jardines florecientes. Debemos invitar nuestra mente a interesarse en todas las cosas gloriosas que Dios nos proveyó con mano generosa; y al reflexionar en estas ricas pruebas de su amor y cuidado, podremos olvidar los achaques, alegrarnos y elevar de todo corazón melodías al Señor.16 HC 463.2

Durante años se me ha mostrado una y otra vez que se ha de enseñar a los enfermos que es malo suspender todo trabajo físico para recobrar la salud. Al obrar así la voluntad se adormece, la sangre circula perezosamente por el organismo y se vuelve cada vez más impura. En los casos en que el paciente corre el riesgo de imaginarse en peor condición que la real, la indolencia producirá inevitablemente los resultados más desdichados. El trabajo bien regulado da al inválido la impresión de que no es totalmente inútil en este mundo, sino que reporta por lo menos cierto beneficio. Esto le da satisfacción, valor y vigor, cosa que nunca lograrían las vanas diversiones mentales.17 HC 463.3

Dios provee placeres verdaderos—Para cada uno Dios ha provisto un placer que puede ser disfrutado por ricos y pobres, a saber el que se halla al cultivar la pureza del pensamiento y el altruísmo en las acciones, el placer que dimana de hablar con simpatía y obrar con bondad. De aquellos que prestan tal servicio resplandece la luz de Cristo para alegrar vidas obscurecidas por muchas tristezas.18 HC 463.4