Capítulo 58—La familia del pastor
Su vida debe representar su mensaje.—Dios quiere que en su vida en el hogar el que enseña la Biblia ejemplifique las verdades que presenta. La clase de hombre que sea tendrá mayor influencia que lo que diga. La piedad en la vida diaria dará poder al testimonio público. Su paciencia, su carácter consecuente y el amor que ejerza impresionarán corazones que los sermones no alcanzarían.1
HC 321.1
Si se la imparte debidamente, la educación de los hijos de un ministro ilustrará las lecciones que él da desde el púlpito. Pero si, por la mala educación que haya dado a sus hijos, un pastor demuestra su incapacidad para gobernar y regir, necesita aprender que Dios requiere de él que discipline debidamente a los hijos que le fueron dados antes que pueda cumplir su deber como pastor de la grey de Dios.2
HC 321.2
Su primer deber es hacia sus hijos.—Los deberes propios del predicador le rodean, lejos y cerca; pero su primer deber es para con sus hijos. No debe dejarse embargar por sus deberes exteriores hasta el punto de descuidar la instrucción que sus hijos necesitan. Puede atribuir poca importancia a sus deberes en el hogar; pero en realidad sobre ellos descansa el bienestar de los individuos y de la sociedad. En extenso grado, la felicidad de hombres y mujeres y el éxito de la iglesia dependen de la influencia ejercida en el hogar. ...
HC 321.3
Ninguna disculpa tiene el predicador por descuidar el círculo interior en favor del círculo mayor. El bienestar espiritual de su familia está ante todo. En el día del ajuste final de cuentas, Dios le preguntará qué hizo para llevar a Cristo a aquellos de cuya llegada al mundo se hizo responsable. El mucho bien que haya hecho a otros no puede cancelar la deuda que él tiene con Dios en cuanto a cuidar de sus hijos.3
HC 321.4
Magnitud de su influencia.—En algunos casos, los hijos de los predicadores son los niños a quienes más se descuida en el mundo, por la razón de que el padre está poco con ellos, y se les deja elegir sus ocupaciones y diversiones.4
HC 322.1
Por grandes que sean los males debidos a la infidelidad paternal en cualquier circunstancia, son diez veces mayores cuando existen en las familias de quienes fueron designados maestros del pueblo. Cuando éstos no gobiernan sus propias casas, desvían por su mal ejemplo a muchos del buen camino. Su culpabilidad es tanto mayor que la de los demás cuanto mayor es la responsabilidad de su cargo.5
HC 322.2
Los mejores jueces de su piedad—Lo que revela nuestro carácter verdadero no es tanto la religión del púlpito como la de la familia. La esposa del ministro, sus hijos y los que son empleados para ayudar en su familia son los mejor preparados para juzgar la piedad de él. Un hombre bueno será una bendición para su familia. Su religión hará mejores a su esposa, sus hijos y sus ayudantes.
HC 322.3
Hermanos, llevad a Cristo al seno de la familia, llevadle al púlpito, llevadle doquiera vayáis. Entonces no necesitaréis insistir en que los demás deben apreciar el ministerio, porque llevaréis las credenciales celestiales, y éstas probarán a todos que sois siervos de Cristo.6
HC 322.4
¿Le ayuda o le estorba su esposa?—Cuando un hombre acepta las responsabilidades de ministro, asevera ser portavoz de Dios, encargado de recibir las palabras de la boca de Dios y de transmitirlas al pueblo. ¡Cuán cerca del gran Pastor debe mantenerse entonces! ¡Cuán humildemente debe andar delante de Dios, mientras mantiene oculta su propia personalidad y ensalza a Cristo! ¡Y cuán importante viene a ser que el carácter de su esposa concuerde con el modelo dado en la Biblia, y que sus hijos sean mantenidos con toda seriedad en sujeción.
HC 322.5
La esposa de un ministro del Evangelio puede ser una gran auxiliadora y bendición para su esposo, o un estorbo para él en su trabajo. Depende mucho de la esposa que el ministro se eleve día a día en su esfera de utilidad, o que se hunda al nivel ordinario.7
HC 323.1
Vi que las esposas de los ministros deben ayudar a sus esposos en sus labores, y cuidar muchísimo la influencia que ejercen; porque hay quienes las observan y esperan más de ellas que de otros. Su indumentaria, su vida y conversación debieran ser un ejemplo que tenga sabor de vida y no de muerte. Vi que deben asumir una actitud humilde y mansa, aunque digna, sin dedicar su conversación a cosas que no tienden a dirigir la mente hacia el cielo. Su gran pregunta debe ser: “¿Cómo puedo salvar mi propia alma, y ser el medio de salvar a otros?” Vi que Dios no acepta una obra tibia al respecto. Quiere todo el corazón e interés, o nada. Su influencia se ejerce decidida e inequívocamente en favor de la verdad o contra ella. Recogen con Jesús o dispersan. Una esposa no santificada es la mayor maldición que pueda tener un ministro.8
HC 323.2
Satanás está obrando siempre para desalentar y extraviar a los ministros escogidos por Dios para predicar la verdad. La manera más eficaz en que pueda actuar es mediante las influencias del hogar, mediante compañeras que no están consagradas. Si logra regir sus mentes, puede, por su intermedio y con facilidad tanto mayor, obtener acceso al esposo que trabaja para salvar almas por la palabra y la doctrina. ... Satanás ha tenido mucho que ver con el control de las labores de los ministros mediante la influencia de sus compañeras egoístas y amantes de la comodidad.9
HC 323.3
Acerca del gobierno de su familia—Vd. tiene que cumplir en casa un deber que no puede rehuir y quedar fiel a Dios y al cometido que le ha confiado. ... El campo que debe ser evangelizado es el mundo. Vd. desea sembrar en él la verdad del Evangelio y aguardar que Dios riegue la semilla sembrada a fin de que dé fruto. A Vd. se le ha confiado un terrenito; pero ha dejado que delante de su propia puerta crezcan zarzas y espinas, mientras se dedicaba a quitar las malas hierbas en los jardines ajenos. No se trata de una obra pequeña, sino que es de gran importancia. Está predicando el Evangelio a otros; practíquelo Vd. mismo en su casa.10
HC 324.1
Mientras no puedan Vds. obrar unidos para disciplinar debidamente a su hijo, quédese la esposa con él, apartada del escenario de acción de su esposo; pues no debe darse a la iglesia un ejemplo de disciplina floja.
HC 324.2
He conocido a muchos pastores bastante imprudentes para viajar acompañados de un hijo indisciplinado. Las labores que realizaban desde el púlpito eran contrarrestadas por el mal genio que revelaban sus hijos.11
HC 324.3
Interésese en los hijos ajenos—No debe Vd. dedicar todo su interés a su propia familia, con exclusión de otras personas. Si recibe la hospitalidad de sus hermanos, es razonable que éstos esperen algo en recompensa. Identifique sus intereses con los de padres e hijos, y procure instruirlos y beneficiarlos. Santifíquese para la obra de Dios, y sea una bendición para los que le agasajen, conversando con los padres, sin jamás pasar por alto a los niños. No considere a su propio pequeñuelo como más precioso a los ojos de Dios que otros niños.12
HC 324.4
Una súplica a un hijo extraviado—Tu padre es ministro del Evangelio, y Satanás obra con mucho celo para inducir a los hijos de pastores a deshonrar a sus padres. Si puede, los hará cautivos de su voluntad y los llenará de malas propensiones. ¿Permitirás que Satanás obre por tu intermedio para destruir la esperanza y el consuelo de tus padres? ¿Estarán ellos obligados a considerarte con tristeza continua porque te entregas al dominio de Satanás? ¿Les legarás el desaliento de pensar que les tocó criar hijos que se niegan a recibir sus instrucciones, y a toda costa siguen sus propias inclinaciones?
HC 324.5
Sientes buenos impulsos, y despiertas esperanza y expectativa en el ánimo de tus padres; pero hasta aquí no has podido resistir la tentación, y Satanás se regocija por tu disposición a hacer precisamente lo que él quiere. A menudo haces declaraciones que inspiran esperanza a tus padres, pero con la misma frecuencia fracasas porque no quieres resistir al enemigo. No puedes comprender cuánto dolor sienten tus padres cuando estás de parte de Satanás. Muchas veces dices: “No puedo hacer esto,” y “no puedo hacer aquello,” cuando sabes que lo que declaras imposible para ti es precisamente lo que debes hacer. Puedes luchar contra el enemigo, no con tu propia fuerza, sino con la que Dios está siempre pronto a darte. Si confías en su palabra, nunca dirás: “No puedo.” ...
HC 325.1
Te suplico en el nombre del Señor que regreses antes que sea demasiado tarde. Por ser hijo de padres que colaboran con Dios, se espera de ti que estés bien dispuesto; pero es frecuente que, por indocilidad, deshonres a tus padres y contrarrestes la obra que ellos procuran hacer. ¿No tiene tu madre suficientes motivos de sentirse oprimida y abatida sin que añadas tu rebeldía a su carga? ¿Te empeñarás en seguir una conducta tal que el corazón de tu padre esté abrumado de pesar? ¿Te resulta placentero que todo el cielo te mire con desagrado? ¿Te causa satisfacción el colocarte entre las filas del enemigo, para recibir sus órdenes y ser dirigido por él?
HC 325.2
¡Ojalá que ahora, mientras dura el día, te vuelvas al Señor! Cada una de tus acciones te hace mejor o peor. Si ellas favorecen a Satanás, dejan tras sí una influencia que continúa produciendo resultados funestos. Sólo los puros, limpios y santos podrán entrar en la ciudad de Dios. “Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones,” mas vuélvete al Señor, para que al recorrer tu senda no dejes desolación a tu paso.13
HC 325.3
Trate a los niños con bondad y cortesía—Manifiéstense la bondad y la cortesía del ministro en su trato con los niños. Debe siempre tener presente que son hombres y mujeres en miniatura, miembros jóvenes de la familia del Señor. Pueden estar muy cerca del Maestro y serle muy caros, y si se los instruye y disciplina debidamente, le prestarán servicio aun en su juventud. Cristo se siente entristecido por cada palabra dura, severa y desconsiderada que se dirija a los niños. No se respetan siempre sus derechos, y se los trata con frecuencia como si no tuviesen un carácter que necesita desarrollarse debidamente a fin de no torcerse, para que el propósito de Dios no fracase en su vida.14
HC 326.1
Dedique la iglesia un cuidado especial a los corderos del rebaño, ejerciendo toda influencia de que sea capaz para conquistar el amor de los niños y vincularlos con la verdad. Los pastores y los miembros de la iglesia deben secundar los esfuerzos que hacen los padres para conducir a los niños por sendas seguras. El Señor está llamando a los jóvenes, porque quiere hacer de ellos auxiliadores suyos que presten buen servicio bajo su bandera.15
HC 326.2
Un sermón eficaz sobre la piedad—El pastor debe instruir a los hermanos acerca del gobierno de los hijos, y sus propios hijos deben ser ejemplos de la debida sujeción.16
HC 326.3
Debe existir en la familia del predicador una unidad que predique un sermón eficaz sobre la piedad práctica. Al hacer fielmente su deber en el hogar, en cuanto a refrenar, corregir, aconsejar, dirigir y guiar, el predicador y su esposa se vuelven más idóneos para trabajar en la iglesia, y multiplican los agentes con que realizar la obra de Dios fuera del hogar. Los miembros de su familia vienen a ser miembros de la familia del cielo, y son un poder para bien y ejercen una influencia abarcante.17
HC 326.4
177
HC
El Hogar Cristiano
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