Mensajes para los Jóvenes

150/512

La cooperación con Dios

Mientras estos jóvenes edificaban su propia salvación, Dios producía en ellos el querer y el hacer su beneplácito. En esto se revelan las condiciones del éxito. Para hacer nuestra la gracia de Dios, debemos desempeñar nuestra parte. Dios no se propone llevar a cabo en lugar de nosotros el querer ni el hacer. Su gracia es dada para obrar en nosotros el querer y el hacer, pero nunca como sustituto de nuestro esfuerzo. Nuestro ser debe ser despertado a este trabajo de cooperación. El Espíritu Santo actúa en nosotros para que podamos trabajar en nuestra propia salvación. Esta es la lección práctica que el Espíritu Santo se esfuerza por enseñarnos. “Porque Dios es el que obra en vosotros, tanto el querer como el hacer, por su buena voluntad”.1 El Señor cooperará con todos los que fervientemente se esfuercen por ser fieles en su servicio, así como cooperó con Daniel y sus tres compañeros. Las refinadas cualidades mentales y el elevado tono de carácter moral no son frutos de la casualidad. Dios da oportunidades; el éxito depende del uso que se haga de ellas. Es necesario discernir prestamente las puertas que abre la Providencia y entrar ansiosamente por ellas. Hay muchos que podrían llegar a ser hombres poderosos si, como Daniel, dependieran de Dios para recibir gracia para vencer, y fuerza y eficiencia para hacer su trabajo. MJ 102.1