Mensajes para los Jóvenes

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El poder de la cruz

Jesucristo tomó la forma humana para poder abarcar con su brazo humano a la raza, mientras se asía con su brazo divino al trono del infinito. Plantó su cruz a mitad de camino entre la tierra y el cielo, y dijo: “Y cuando yo sea levantado de la tierra, a todos atraeré hacia mí”.1 La cruz había de ser el centro de atracción. MJ 95.3

Tenía que hablar a todos los hombres y atraerlos a través del abismo que el pecado había hecho, para unir al hombre finito con el Dios infinito. Únicamente el poder de la cruz puede separar al hombre de la fuerte confederación del pecado. Cristo se dio a sí mismo para la salvación del pecador. Aquellos cuyos pecados son perdonados, que aman a Jesús, se unirán con él. Llevarán el yugo de Cristo. Este yugo no ha de estorbarlos ni hará de su vida religiosa una vida de afán que no satisface. No; el yugo de Cristo ha de ser el medio preciso por el cual la vida cristiana ha de llegar a ser una vida de placer y de gozo. El cristiano se sentirá gozoso al contemplar lo que el Señor ha hecho al dar a su Hijo unigénito a fin de que muriera por el mundo, “para que todo el que crea en él, no perezca, sino tenga vida eterna”.2 MJ 95.4