Mensajes para los Jóvenes

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Velar y orar

Queridos jóvenes, no descuiden, al empezar el día, el orar fervientemente a Jesús para que les imparta la fuerza y la gracia para resistir las tentaciones del enemigo en cualquier forma que se presenten; y si oran fervientemente, con fe y contrición de espíritu, el Señor oirá esa oración. Pero deben velar lo mismo que orar. Jesús ha dicho: “Pedid, y os darán; buscad, y hallaréis; llamad, y os abrirán. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, le abren. ¿Qué hombre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿Y si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos, dará buenas cosas a los que le piden?”2 MJ 85.1

Los niños y jóvenes pueden acudir a Jesús con sus cargas y perplejidades, y saber que él respetará sus súplicas y les dará precisamente lo que necesiten. Sean fervientes; sean resueltos. Presenten la promesa a Dios, y luego crean, sin una duda. No esperen sentir emociones especiales antes que les parezca que el Señor contesta. No indiquen ningún modo particular en que el Señor tenga que actuar por ustedes antes de creer que recibirán las cosas que le piden, sino confíen en su palabra y dejen todo el asunto en manos del Señor, con la plena fe de que vuestra oración será honrada y recibirán la respuesta en el momento exacto y en la forma precisa en que el Padre celestial crea que es para bien de ustedes; luego pongan en práctica sus oraciones. Anden humildemente, y sigan avanzando. MJ 85.2

“Porque sol y escudo es Dios, el Señor; gracia y gloria dará el Señor. No rehusará ningún bien a los que andan íntegramente”.3 MJ 85.3

“Reverenciad al Señor, vosotros sus santos, pues nada le falta a quien lo reverencia. Los ricos pueden empobrecer y sufrir hambre, pero los que buscan al Señor no carecerán de ningún bien”.4 MJ 85.4

“Guarda tu lengua de mal, y tus labios de hablar engaño. Apártate del mal, haz el bien; busca la paz, y síguela. Los ojos del Señor están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos. La ira del Señor contra los que hacen mal, para cortar de la tierra su memoria. Claman los justos, y el Señor los escucha, y los libra de todas sus angustias. El Señor está cerca de los quebrantados de corazón, y salva a los contritos de espíritu”.5 MJ 86.1

Aquí hay promesas, ricas y abundantes, a condición de que dejen de hacer el mal y aprendan a hacer el bien. Luego fíjense un blanco alto en la vida, como hicieron José, Daniel y Moisés; y consideren el costo de la edificación del carácter, y después edifiquen para el tiempo y la eternidad. MJ 86.2

Somos débiles y sin sabiduría, pero Dios ha dicho: “Si alguno necesita sabiduría, pídala a Dios, quien da a todos generosamente y sin reprochar. Y le será dada”.6 Aprendan solamente a ser cabales, a no dejar nunca de asirse a Dios, a perseverar en su servicio, y serán vencedores por la sangre del Cordero. MJ 86.3