Mensajes para los Jóvenes

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Llamamiento a oponerse a las fuerzas del mal

La obra de Satanás es destronar a Dios del corazón y moldear la naturaleza humana conforme a su propia imagen deforme. Excita todas las malas propensiones, despierta las pasiones impuras y las ambiciones. Declara: “Te daré todo este poder, estos honores, estas riquezas y estos placeres pecaminosos”. Pero pone por condición que la integridad sea sacrificada y la conciencia embotada. De ese modo degrada las facultades humanas, y las hace cautivas del pecado. MJ 38.3

Dios llama a los hombres a oponerse a los poderes del mal. Dice: “No reine el pecado en vuestro cuerpo mortal, para obedecer a sus malos deseos. Ni tampoco ofrezcáis vuestros miembros como armas al servicio del pecado, sino ofreceos a Dios, como quienes han vuelto de la muerte a la vida; y ofreced vuestros miembros a Dios por instrumentos de justicia”.2 MJ 38.4

La vida del cristiano es una lucha. Pero “no tenemos lucha contra sangre y carne; sino contra principados, contra potestades, contra dominadores de este mundo de tinieblas, contra malos espíritus de los aires”.3 En este conflicto de la justicia contra la injusticia, solamente podemos tener éxito mediante la ayuda divina. Nuestra voluntad finita debe ser sometida a la voluntad del Infinito; la voluntad humana debe unirse a la divina. Esto traerá al Espíritu Santo en nuestra ayuda, y cada conquista tenderá a la recuperación de la posesión comprada por Dios, a la restauración de su imagen en el ser. MJ 38.5