Mensajes para los Jóvenes

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En pos del mundo

Teniendo ante nuestra vista el cuadro de la degradación del mundo en lo que se refiere a la moda, ¿cómo se atreven los cristianos profesos a seguir la senda de los mundanos? ¿Daremos muestras de sancionar estas modas desmoralizadoras adoptándolas? Muchos adoptan las modas del mundo, pero es porque Cristo, la esperanza de gloria, no se ha formado en ellos. Se práctica la vida lujosa, el vestir extravagante, hasta el punto de constituir una de las señales de los últimos días. MJ 254.3

Por todas partes se manifiestan el orgullo y la vanidad; pero los que tienen inclinación a mirarse en el espejo para admirarse, tienen poca tendencia a mirar en la ley de Dios, el gran espejo moral. Esta idolatría del vestido destruye todo lo que es humilde, manso y amable en el carácter. Consume las horas preciosas, que deberían ser dedicadas a la meditación, al examen del corazón, al estudio de la Palabra de Dios acompañado de oración. En la Palabra de Dios, la inspiración ha registrado especialmente lecciones para nuestra instrucción [...]. MJ 254.4

La devoción al vestido se apropia de medios confiados para obras de misericordia y benevolencia, y este gasto extravagante es un robo hecho a Dios. No se nos han dado los medios para la gratificación del orgullo y del amor al lujo. Hemos de ser mayordomos sabios, y vestir al desnudo, alimentar al hambriento y dar nuestros medios para hacer progresar la causa de Dios. Si queremos adornos, las gracias de la mansedumbre, de la humildad, de la modestia y la prudencia convierten a toda persona, sea cual fuere su categoría y condición de vida. MJ 254.5

¿No definiremos nuestra posición como fieles centinelas, y por precepto y ejemplo no condenaremos el participar en la disipación y extravagancia de esta época degenerada? ¿No daremos un buen ejemplo a nuestra juventud? Si comemos, bebemos o hacemos cualquier otra cosa, ¿no lo haremos todo para gloria de Dios?—The Review and Herald, 12 de diciembre de 1912. MJ 255.1