Mensajes para los Jóvenes

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Resultados de la lectura de ficción

He observado a niños que se crían en esta forma. Estén en su casa o fuera de ella, son inquietos o soñadores, incapaces de conversar acerca de temas que no sean de lo más vulgares. Las facultades más nobles, aquellas que se adaptan a las actividades superiores, han sido degradadas hasta la contemplación de temas triviales o peor que triviales, hasta el punto de que quien las posee llega a satisfacerse con tales asuntos y apenas tiene poder para ocuparse de algo más elevado. La conversación y el pensamiento religiosos le resultan insípidos. MJ 197.4

El alimento mental que le gusta es contaminador en sus efectos y conduce a pensamientos impuros y sensuales. He sentido sincera lástima por estas personas al considerar todo lo que pierden por descuidar las oportunidades de obtener el conocimiento de Cristo en quien se concentran nuestras esperanzas de vida eterna. Cuánto tiempo precioso se malgasta, que podría ser dedicado al estudio del Modelo de la verdadera bondad. MJ 198.1

Conozco personalmente algunos que han perdido el tono sano de la mente por causa de los malos hábitos de lectura. Recorren la vida con una imaginación enfermiza, agrandando los pequeños motivos de quejas. Cosas que una mente sana, razonable, no notaría, llegan a ser para ellos pruebas insoportables, obstáculos insalvables. Para ellos, la vida es una sombra constante. MJ 198.2

Los que han fomentado el hábito de leer rápidamente historias excitantes están estropeando su fuerza mental e inhabilitándose para el pensamiento y la investigación vigorosos. Hay hombres y mujeres que están ahora en el ocaso de su vida y que nunca se han recobrado de los efectos de la lectura intemperante. MJ 198.3

El hábito, formado en años tempranos, ha crecido a la par con su crecimiento y se ha fortalecido al ir aumentando su fuerza; y aunque han hecho esfuerzos decididos por vencerlo, el éxito solo ha sido parcial. Muchos no han recobrado nunca su primitivo vigor mental. Las tentativas para ser cristianos prácticos no van más allá del deseo. No pueden ser sinceramente semejantes a Cristo y seguir alimentando la mente con esta clase de lecturas. MJ 198.4

Y no es menos desastroso el efecto físico. El sistema nervioso es innecesariamente abrumado por esta pasión por la lectura. En algunos casos los jóvenes, y a veces las personas mayores, han contraído una parálisis sin otra causa que el exceso en la lectura. La mente estaba sometida a una excitación constante hasta que la delicada maquinaria del cerebro se debilitó en tal forma que no pudo funcionar y el resultado fue la parálisis. MJ 198.5