La Única Esperanza

46/77

Capítulo 22—Condenado por Pilato

Pilato se disgustó mucho cuando los judíos volvieron de la presencia de Herodes trayendo al Salvador, y con impaciencia les preguntó qué pretendían que hiciera. Les recordó que ya había examinado a Jesús, y que no había encontrado falta en él. Les dijo también que no habían podido probar ninguna de las acusaciones presentadas. UE 120.1

Como se dijo en el capítulo anterior, lo habían llevado a Herodes, que era judío como ellos, quien tampoco había encontrado en él nada como para merecer la muerte. Pero, para pacificar a los acusadores, Pilato dijo: UE 120.2

“Lo soltaré después de castigarlo”. Lucas 23:16. UE 121.1

Con esta decisión Pilato mostró la debilidad de su carácter. Si había reconocido que Cristo era inocente, ¿por qué, entonces, debía castigarlo? Era una transigencia con la turba. Los judíos no olvidaron este gesto a través de todo el juicio. Habían intimidado al gobernador romano, y aprovechando la ventaja, siguieron presionando hasta que lograron la condenación de Jesús. UE 121.2

La multitud clamó con mayor fuerza que mataran al preso. UE 121.3

Mientras Pilato dudaba sobre lo que debía hacer, le trajeron una nota de su esposa que decía: UE 121.4

“No tengas que ver con ese justo, porque hoy he sufrido mucho en sueños por causa de él”. Mateo 27:19. UE 121.5

Pilato se puso pálido ante este mensaje; pero, al ver su indecisión, la turba se hizo más exigente. UE 121.6