La Única Esperanza

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Ángeles y pastores

Los sacerdotes y gobernantes judíos no estaban listos para darle la bienvenida. Sabían que el Salvador vendría pronto, pero lo esperaban como un rey poderoso que los haría ricos y grandes. Eran demasiado orgullosos para pensar en el Mesías como un niño indefenso. UE 13.2

De manera que cuando Cristo nació, Dios no se lo reveló a ellos. Envió las buenas nuevas a algunos pastores que cuidaban sus rebaños en las colinas cercanas a Belén. UE 13.3

Eran hombres tan buenos que, mientras guardaban sus ovejas de noche, hablaban acerca del Salvador prometido y oraban fervientemente por su venida, Dios envió mensajeros resplandecientes desde su propio trono de luz para darles esa noticia. UE 13.4

“Y se les presentó un ángel del Señor y la gloria del Señor los rodeó de resplandor, y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: UE 13.5

“—No temáis, porque yo os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor. Esto os servirá de señal: hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. UE 13.6

“Repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios y decían: UE 14.1

‘¡Gloria a Dios en las alturas
y en la tierra paz,
buena voluntad para con los hombres!’
UE 14.2

“Sucedió que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: UE 14.3

“—Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido y que el Señor nos ha manifestado. UE 14.4

“Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño. Todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían. Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón”. Lucas 2:9-19.* UE 14.5