La Única Esperanza

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Capítulo 5—La infancia de Jesús

Jesús pasó toda su niñez en una pequeña aldea montañesa. Como era el Hijo de Dios, podría haber vivido en cualquier parte de la tierra. UE 26.1

Su presencia hubiera sido un honor para cualquier lugar. Pero el Salvador no escogió el hogar de los hombres ricos o el palacio de los reyes, sino que decidió habitar entre la gente pobre de Nazaret. UE 26.2

Jesús quiere que los pobres sepan que él entiende sus pruebas. Como soportó todo lo que ellos tienen que soportar, puede comprenderlos y ayudarlos. UE 26.3

Al contarnos aquellos primeros años de la vida de Jesús, la Biblia dice: “El niño crecía y se fortalecía, se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios era sobre él”. “Y Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia para con Dios y los hombres”. Lucas 2:40, 52. UE 27.1

Su mente era despejada y activa. Era de rápida comprensión y manifestaba tener un juicio y una sabiduría superiores a sus años. Sin embargo, era sencillo e infantil y crecía en mente y cuerpo como los otros niños. UE 27.2

Pero Jesús no era en todas las cosas como los otros niños. Siempre mostraba un espíritu dulce y sin egoísmo. Sus manos voluntarias estaban listas para servir a los demás. Era paciente y veraz. UE 27.3

Aunque era firme como una roca en defensa de la verdad, nunca dejó de ser bondadoso y cortés con todos. En su hogar o donde quiera que estuviese, era como un alegre rayo de sol. UE 27.4

Se mostraba atento y bondadoso con los ancianos y con los pobres, y manifestaba consideración también hacia los animales. Cuidaba tiernamente al pajarito herido y todo ser viviente era más feliz cuando él estaba cerca. UE 27.5

En los días de Cristo los judíos daban mucha importancia a la educación de sus niños. Sus escuelas estaban relacionadas con las sinagogas o lugares de culto, y los maestros eran los rabinos, hombres que tenían fama de ser muy instruidos. UE 27.6

Jesús no fue a estas escuelas porque enseñaban muchas cosas que no eran ciertas. En lugar de la Palabra de Dios, se estudiaban los dichos de los hombres y a menudo éstos eran contrarios a lo que el Señor había enseñado por medio de sus profetas. UE 27.7

Dios mismo por medio del Espíritu Santo le dijo a María cómo educar a su Hijo. Ella le enseñó a Jesús las Sagradas Escrituras y él aprendió a leerlas y a estudiarlas por sí mismo. UE 27.8

A Jesús también le gustaba estudiar las cosas maravillosas que Dios había hecho en la tierra y en el cielo. En el libro de la naturaleza contemplaba los árboles, las plantas y los animales, el sol y las estrellas. UE 28.1

Día tras día observaba y trataba de aprender las lecciones que encerraban, y de entender la razón de las cosas. UE 28.2

Ángeles celestiales estaban con él y lo ayudaban a aprender acerca de Dios. Así, a medida que crecía en estatura y en fuerza, crecía también en conocimiento y sabiduría. UE 28.3

Todo niño puede obtener conocimiento como Jesús lo hizo. Debemos emplear nuestro tiempo en aprender sólo lo que es verdadero. Las mentiras y las fábulas no nos harán ningún bien. UE 28.4

En la Palabra de Dios y en sus obras encontramos la verdad, que es lo único que tiene valor. Cada vez que estudiemos estas cosas los ángeles nos ayudarán a entenderlas. UE 28.5

Veremos la sabiduría y la bondad de nuestro Padre celestial, nuestras mentes se fortalecerán, nuestros corazones serán purificados y seremos más semejantes a Cristo. UE 28.6