Capítulo 5—Los cristianos y la elaboración de licores
Muchos que vacilarían en poner licor en los labios de su prójimo se dedican al cultivo del lúpulo, y así prestan su influencia contra la causa de la temperancia. No puedo comprender cómo, a la luz de la ley de Dios, los cristianos pueden dedicarse concienzudamente a cultivar lúpulo o a la elaboración de vino o sidra para el mercado.—Christian Temperance and Bible Hygiene, 32.
Te 87.1
Evitad la apariencia de mal—Siento tristeza en el corazón cuando hombres y mujeres inteligentes que profesan ser cristianos argumentan que no hay daño en hacer vino o sidra para el mercado, porque mientras no estén fermentados no embriagarán. Yo sé que hay otro aspecto de este asunto que ellos se niegan a considerar porque el egoísmo ha cerrado sus ojos a los terribles males que pueden resultar del uso de esos estimulantes. No veo cómo nuestros hermanos pueden abstenerse de toda apariencia de mal al dedicarse extensamente al negocio de cultivar lúpulo, sabiendo qué uso se dará al lúpulo.
Te 87.2
Los que ayudan a producir estas bebidas que fomentan y educan el apetito por estimulantes más fuertes, tendrán la recompensa de acuerdo con sus obras. Son transgresores de la ley de Dios y serán castigados por los pecados que cometen y por aquellos que cometieron otros influidos por las tentaciones que ellos pusieron en su camino.
Te 87.3
Que todos los que profesan creer la verdad para este tiempo y que profesan ser reformadores actúen en consonancia con su fe. Debiera trabajarse cuidadosamente con una persona, cuyo nombre está en el libro de la iglesia, si se dedica a elaborar vino o sidra para el mercado, y si continúa en su práctica, debiera ser puesta bajo censura por la iglesia. Los que no quieran ser disuadidos de hacer esta obra son indignos de ocupar un lugar y de tener su nombre entre el pueblo de Dios.
Te 87.4
Debemos ser seguidores de Cristo, debemos afirmar nuestro corazón y nuestra influencia contra toda mala práctica. ¿Cómo nos sentiremos en el día cuando se derramen los juicios de Dios al enfrentar hombres que se han vuelto borrachos por nuestra influencia? Estamos viviendo en el día real de expiación y nuestros casos pronto habrán de ser revisados delante de Dios. ¿Cómo estaremos en pie en el tribunal celestial si nuestra conducta ha favorecido el uso de estimulantes que pervierten la razón y destruyen la virtud, la pureza y el amor de Dios?—Testimonies for the Church 5:358, 359.
Te 88.1
El amor al dinero no ha de desviarnos—Tengo unas pocas hectáreas de terreno. Cuando lo compré estaba plantado con vides para vino, pero no venderé una libra de esa uva a ninguna bodega. El dinero que obtendría de ello aumentaría mis entradas, pero antes que ayudar la causa de la intemperancia permitiendo que se convierta en vino, dejaría que se echara a perder en las parras. ...
Te 88.2
El amor al dinero llevará a los hombres a violar su conciencia. Quizá ese mismo dinero sea llevado a la tesorería del Señor, pero él no aceptará una ofrenda tal: es una ofensa para él. Fue obtenida traspasando su ley, que requiere que el hombre ame a su prójimo como a sí mismo. No es excusa para el transgresor decir que si él no hubiese hecho vino o sidra, algún otro lo habría hecho, y su prójimo se habría convertido lo mismo en borracho. Por el hecho de que hay quienes ponen la botella en los labios de su prójimo, ¿se arriesgarán los cristianos a manchar sus vestiduras con la sangre de almas, a incurrir en la maldición pronunciada sobre aquellos que ponen esta tentación en el camino de los hombres que yerran? Jesús llama a sus seguidores para que se alisten bajo su bandera y ayuden a destruir las obras del diablo.
Te 88.3
El Redentor del mundo, que sabe bien la condición de la sociedad en los últimos días, describe el comer y el beber como los pecados que condenan a esta época. Nos dice que así como era en los días de Noé, así será cuando apareciere el Hijo del Hombre. “Estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos”. Un estado de cosas igual existirá en los últimos días, y los que creen estas advertencias tendrán el mayor cuidado de no tener una conducta que los lleve a la condenación.—The Review and Herald, 25 de marzo de 1884.
Te 88.4
A la luz de las Escrituras, la naturaleza y la razón—A la luz de lo que enseñan las Escrituras, la naturaleza y la razón respecto al uso de bebidas embriagantes, ¿cómo pueden los cristianos dedicarse al cultivo del lúpulo para la fabricación de cerveza, o a la elaboración de vino o sidra? Si aman a su prójimo como a sí mismos. ¿cómo pueden contribuir a ofrecerle lo que ha de ser para él un lazo peligroso?—El Ministerio de Curación, 256, 257.
Te 89.1
Hermanos, consideremos este asunto a la luz de las Escrituras y ejerzamos una influencia decidida en favor de la temperancia en todas las cosas. Manzanas y uvas son dones de Dios; pueden dárseles usos excelentes como saludables artículos de alimentación, o pueden ser prostituidos al dárseles un uso incorrecto. Dios ya está agostando las cosechas de vides y manzanas debido a las prácticas pecaminosas de los hombres. Estamos ante el mundo como reformadores; no demos ocasión de que los infieles o incrédulos reprochen nuestra fe. Cristo dijo: “Vosotros sois la sal de la tierra”, “la luz del mundo”. Mostremos que nuestros corazones y nuestra conciencia están bajo la influencia transformadora de la gracia divina y que nuestras vidas están regidas por los puros principios de la ley de Dios, aun cuando estos principios puedan requerir el sacrificio de intereses temporales.—Testimonies for the Church 5:361.
Te 89.2
1766
Te
La Temperancia
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