La Oración

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Orar por la lluvia tardía

Debemos orar que Dios abra las fuentes de las aguas de vida. Y nosotros mismos debemos recibir del agua viva. Oremos con corazón contrito, con el mayor fervor, para que ahora, en el tiempo de la lluvia tardía, los aguaceros de gracia caigan sobre nosotros. En toda reunión a que asistamos deben ascender nuestras plegarias para que en este mismo tiempo Dios imparta calor y humedad a nuestras almas. Al buscar a Dios para la recepción del Espíritu Santo, este poder obrará en nosotros mansedumbre, humildad de mente, y una dependencia consciente de Dios para la lluvia tardía que perfecciona la obra. Si oramos por la bendición con fe, la recibiremos como Dios lo ha prometido.—Testimonios para los Ministros, 518. Or 147.2

Lo que necesitamos es la influencia vivificante del Espíritu de Dios. “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos”. Zacarías 4:6. Orad sin cesar, y velad, obrando en armonía con vuestras oraciones. Mientras oráis, creed, confiad en Dios. Es el tiempo de la lluvia tardía, cuando el Señor dará liberalmente de su Espíritu. Sed fervientes en la oración, y velad en el Espíritu.—Testimonios para los Ministros, 521. Or 147.3