La Oración

147/387

Todo el poder divino a nuestro alcance

La fuerza adquirida por la oración a Dios nos preparará para nuestros deberes cotidianos. Las tentaciones a que estamos diariamente expuestos hacen de la oración una necesidad. A fin de ser mantenidos por el poder de Dios mediante la fe, los deseos de la mente debieran ascender continuamente en oración silenciosa. Cuando estamos rodeados por influencias destinadas a apartarnos de Dios, nuestras peticiones de ayuda y fuerza deben ser incansables. A menos que así sea, nunca tendremos éxito en quebrantar el orgullo y en vencer el poder que nos tienta a cometer excesos pecaminosos que nos apartan del Salvador. La luz de la verdad que santifica la vida, descubrirá al que la recibe las pasiones pecaminosas de su corazón que se esfuerzan por tener el señorío y que hacen necesario tener todo nervio en tensión y ejercitar todas las facultades para resistir a Satanás y vencer por los méritos de Cristo.—Mensajes para los Jóvenes, 246. Or 103.1

Usted debe poseer un sentido profundo y permanente de las cosas eternas y aquel amor por la humanidad que Cristo demostró en su vida. Una estrecha relación con el cielo le dará el tono adecuado a su fidelidad y constituirá el fundamento de su éxito. Su sentimiento de dependencia debe conducirlo a la oración y su sentido del deber debe llamarlo al esfuerzo. La oración y el esfuerzo, el esfuerzo y la oración, deberán ser el negocio de su vida. Debe orar como si la eficiencia y la alabanza se debieran a Dios, y trabajar como si el deber fuera suyo propio. Si desea poder, puede tenerlo, puesto que está esperando que lo use. Tan solo crea en Dios, crea en su Palabra, actúe con fe y recibirá las bendiciones.—Consejos sobre la Salud, 364. Or 103.2