La Oración

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Oración y vigilancia constantes

Cuando con fervor e intensidad el creyente expresa una oración a Dios (Jesucristo es el único nombre dado bajo el cielo por el cual somos salvos), hay en esa misma intensidad y fervor un voto de Dios que nos asegura que él está por contestar nuestra oración mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos. No solamente debemos orar en el nombre de Cristo, sino por la inspiración y motivación del Espíritu Santo. Esto explica lo que significa el pasaje que dice: “el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”. Romanos 8:26. Las peticiones deben ofrecerse con fe ferviente. Entonces llegarán al propiciatorio. Persistamos incansablemente en la oración. Dios no dice: Orad una vez y os contestaré. Su palabra es: Orad, sed constantes en la oración, creyendo que lo que hayáis pedido, recibiréis; yo os contestaré.—The Gospel Herald, 28 de mayo de 1902. Or 90.1