La Oración

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La oración expresa los deseos del corazón

La oración no es expiación del pecado, y de por sí no tiene mérito ni virtud. Todas las palabras floridas que tengamos a nuestra disposición no equivalen a un solo deseo santo. Las oraciones más elocuentes son palabrería vana si no expresan los sentimientos sinceros del corazón. La oración que brota del corazón ferviente, que expresa con sencillez las necesidades del alma así como pediríamos un favor a un amigo terrenal esperando que lo hará, esa es la oración de fe. Dios no quiere nuestras frases de simple ceremonia; pero el clamor inaudible de quien se siente quebrantado por la convicción de sus pecados y su debilidad llega al oído del Padre misericordioso.—El Discurso Maestro de Jesucristo, 75. Or 74.3