La Oración

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La oración y la fe se apropian del poder de Dios

¡Cuán fuertes son la verdadera fe y la verdadera oración! Son como dos brazos por los cuales el suplicante humano se ase del poder del Amor Infinito. La fe consiste en confiar en Dios, en creer que nos ama y sabe lo que es mejor para nuestro bien. Así, en vez de nuestro camino, nos induce a preferir el suyo. En vez de nuestra ignorancia, acepta su sabiduría; en vez de nuestra debilidad, su fuerza; en vez de nuestro pecado, su justicia. Nuestra vida, nosotros mismos, somos ya suyos; la fe reconoce su derecho de posesión, y acepta su bendición. Se indican la verdad, la integridad y la pureza como secretos del éxito en la vida. La fe es la que nos pone en posesión de estas virtudes. Todo buen impulso o aspiración provienen de Dios; la fe recibe de Dios la vida que es lo único que puede producir crecimiento y eficiencia verdaderos.—Obreros Evangélicos, 273. Or 68.2