La Oración

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Dios escucha la intercesión de Jesús mezclada con nuestras oraciones

Cristo se ha comprometido a ser nuestro sustituto y seguridad, y no rechaza a nadie. Hay un fondo inagotable de obediencia perfecta que surge de su obediencia. En el cielo sus méritos, abnegación y sacrificio propio, se atesoran como incienso que se ofrece juntamente con las oraciones de su pueblo. Cuando las sinceras y humildes oraciones de los pecadores ascienden al trono de Dios, Cristo mezcla con ellas los méritos de su propia vida de perfecta obediencia. Nuestras oraciones resultan fragantes gracias a este incienso. Cristo se ha comprometido a interceder en nuestro favor, y el Padre siempre oye al Hijo.—Hijos e Hijas de Dios, 24. Or 45.1