La Oración

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Oremos tanto en el nombre de Jesús como también por la inspiración del Espíritu Santo

Cuando con fervor e intensidad expresamos una oración en el nombre de Cristo, hay en esa misma intensidad una prenda de Dios que nos asegura que él está por contestar nuestra oración “mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos”. No solamente debemos orar en el nombre de Cristo, sino por la inspiración del Espíritu Santo. Esto explica lo que significa el pasaje que dice que “el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”. Las peticiones deben ofrecerse con fe ferviente. Entonces alcanzarán al trono de gracia. Persistid incansablemente en la oración. Dios no dice: orad una vez, y os contestaré. Su palabra es: orad, sed constantes en la oración, creyendo que todas las cosas que pedis, recibireis; yo os contestaré.—The Gospel Herald, 28 de mayo de 1902. Or 262.4