La Oración

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La fortaleza espiritual que proporciona la oración privada

Los creyentes que se vistan con toda la armadura de Dios y que dediquen algún tiempo diariamente a la meditación, la oración y el estudio de las Escrituras, se vincularán con el cielo y ejercerán una influencia salvadora y transformadora sobre los que los rodean. Suyos serán los grandes pensamientos, las nobles aspiraciones, y las claras percepciones de la verdad y el deber para con Dios. Anhelarán la pureza, la luz, el amor y todas las gracias de origen celestial. Sus sinceras oraciones penetrarán a través del velo. Esta clase de personas poseerá una confianza santificada para comparecer ante la presencia del Infinito. Tendrán conciencia de que la luz y la gloria del cielo son para ellos, y se convertirán en personas refinadas, elevadas y ennoblecidas por causa de esta asociación íntima con Dios. Tal es el privilegio de los verdaderos cristianos. Or 221.1

No basta la meditación abstracta, no basta la actividad laboriosa, ambas cosas son esenciales para la formación del carácter cristiano. La fuerza que se obtiene mediante la oración secreta ferviente nos prepara para resistir las seducciones de la sociedad; y, sin embargo, no debemos excluirnos del mundo, porque nuestra experiencia cristiana ha de ser la luz del mundo. La asociación con los incrédulos no nos hará ningún daño si nos entremezclamos con ellos con el prepósito de vincularlos con Dios, y si somos suficientemente fuertes en lo espiritual para resistir su influencia.—Testimonios para la Iglesia 5:105, 106. Or 221.2