La Oración

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Orar es una necesidad espiritual

Aunque Cristo había dado la promesa a sus discípulos de que recibirían el Espíritu Santo, esto no disminuyó la necesidad de la oración. Oraban con más fervor aun; y continuaban orando de común acuerdo. Quienes están comprometidos ahora en la solemne obra de preparar a un pueblo para la venida del Señor, también deberían continuar en oración.—Gospel Workers 1892:371. Or 21.2

Pero [los discípulos de Jesús] no habían escuchado la amonestación repetida: “Velad y orad”. Al principio, los había afligido mucho el ver a su Maestro, generalmente tan sereno y digno, luchar con una tristeza incomprensible. Habían orado al oír los fuertes clamores del que sufría. No se proponían abandonar a su Señor, pero parecían paralizados por un estupor que podrían haber sacudido si hubiesen continuado suplicando a Dios. No comprendían la necesidad de velar y orar fervientemente para resistir la tentación.—El Deseado de Todas las Gentes, 639. Or 22.1

La experiencia de los discípulos en el Getsemaní contiene una lección para el pueblo de Dios de hoy... Ellos no se dieron cuenta de la necesidad de velar en ferviente oración para resistir a la tentación. Muchos hoy están profundamente dormidos como los discípulos. No están velando y orando para no entrar en tentación. Leamos y estudiemos cuidadosamente y a menudo esas porciones de la Palabra de Dios que tienen especial referencia a estos últimos días, indicando los peligros que amenazarán al pueblo de Dios.—En Lugares Celestiales, 97. Or 22.2