La Oración

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La oración diaria de los padres y de los hijos

Alegrad vuestro trabajo con cantos de alabanza. Si queréis tener un registro limpio en los libros del cielo, nunca os impacientéis ni rezonguéis. Vuestra oración diaria sea: “Señor, enséñame a hacer lo mejor. Enséñame cómo trabajar más eficientemente. Dame energía y alegría”... Poned a Cristo en todo lo que hacéis. Entonces vuestra vida estará llena de alegría y agradecimiento... Hagamos lo mejor posible, avanzando gozosamente en el servicio del Señor, con nuestro corazón lleno de su felicidad.—Conducción del Niño, 136. Or 194.2

Cristo soportó sin murmurar las pruebas y privaciones de que se quejan muchos jóvenes. Y esta disciplina es la experiencia que necesitan los jóvenes, la que dará firmeza a sus caracteres y los hará como Cristo, fuertes en espíritu para resistir la tentación. Si se separan de la influencia de aquellos que los harían descarriar y corromperían su moral, no serán vencidos por los ardides de Satanás. Orando diariamente a Dios, recibirán de él sabiduría y gracia para soportar el conflicto y las severas realidades de la vida y salir victoriosos. Solo se puede conservar la fidelidad y la serenidad de la mente mediante la vigilancia y la oración. La vida de Cristo fue un ejemplo de energía perseverante que no se dejó debilitar por el vituperio, el ridículo, la privación o las dificultades. Or 194.3

Lo mismo debería ocurrir con los jóvenes. Si aumentan para ellos las pruebas, deben saber que Dios está probando su fidelidad, Y en el mismo grado en que mantienen la integridad de carácter bajo circunstancias desalentadoras, aumentarán su fuerza, estabilidad y poder para resistir, y se fortalecerán en espíritu.—Mensajes para los Jóvenes, 78. Or 195.1