La Maravillosa Gracia de Dios

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Una obra permanente, 10 de octubre

La voluntad de Dios es vuestra santificación. 1 Tesalonicenses 4:3. MGD 291.1

La santificación no es obra de un momento, una hora o un día. Es un crecimiento continuo en la gracia. No sabemos un día cuán intenso será nuestro conflicto al día siguiente. Satanás vive, es activo y cada día necesitamos clamar fervorosamente a Dios por ayuda y fortaleza para resistirle. Mientras reine Satanás tendremos que subyugar el yo, tendremos asedios que vencer, y no habrá punto en que detenerse, donde podamos decir que hemos alcanzado la plena victoria... MGD 291.2

La vida cristiana es una marcha constante hacia adelante. Jesús está sentado para refinar y purificar a sus hijos; y cuando su imagen se refleja perfectamente en ellos, son perfectos y santos, preparados para la traslación. Se requiere del cristiano una obra grande. Se nos exhorta a purificarnos de toda inmundicia de la carne y del espíritu, y a perfeccionar la santidad en el temor de Dios. En esto vemos en qué estriba la gran labor. Hay trabajo constante para el cristiano.—Joyas de los Testimonios 1:115. MGD 291.3

Ninguno de ellos es un cristiano viviente a menos que tenga una experiencia diaria en las cosas de Dios y una práctica diaria de la abnegación y de llevar alegremente la cruz y seguir a Cristo. Todo cristiano viviente avanzará diariamente en la vida divina. Al avanzar hacia la perfección, experimenta una conversión a Dios cada día; y esta conversión no es completa hasta que logra la perfección del carácter cristiano, una preparación plena para el toque final de la inmortalidad... MGD 291.4

La religión no es meramente una emoción, un sentimiento. Es un principio que se entreteje con todos los deberes y las transacciones de la vida diaria... Es la perseverancia en el bien hacer lo que formará caracteres para el cielo.—Testimonies for the Church 2:505-507. MGD 291.5

Debemos vivir por Cristo minuto tras minuto, hora tras hora y día tras día. Entonces Cristo morará en nosotros, y cuando nos reunamos, su amor estará en nuestro corazón, y al brotar como un manantial en el desierto, refrescará a todos y dará a los que están por perecer avidez por beber las aguas de vida.—Joyas de los Testimonios 2:252. MGD 291.6