La Maravillosa Gracia de Dios

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En el hogar, 7 de octubre

Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican. Salmos 127:1. MGD 288.1

Dios quiere que las familias de la tierra sean un símbolo de la familia celestial. Los hogares cristianos, establecidos y dirigidos de acuerdo con el plan de Dios, se cuentan entre sus agentes más eficaces para formar el carácter cristiano y para adelantar su obra.—Joyas de los Testimonios 3:63. MGD 288.2

La importancia y las oportunidades de la vida del hogar resaltan en la vida de Jesús. El que vino del cielo para ser nuestro ejemplo y maestro pasó treinta años formando parte de una familia de Nazaret.—El Ministerio de Curación, 269. MGD 288.3

Su madre fue su primer maestro humano. De sus labios y de los rollos de los profetas aprendió las primeras cosas celestiales. Vivió en un hogar campesino, y desempeñó su parte fiel y alegremente para llevar las cargas del hogar. Había sido el Comandante del cielo y los ángeles se deleitaban en cumplir su palabra; ahora era un siervo voluntario, un hijo amante y obediente... MGD 288.4

Así preparado salió para cumplir su misión, y en cada momento de su contacto con los hombres ejerció sobre ellos una influencia benéfica, un poder transformador que el mundo no había experimentado antes.—Testimonies for the Church 8:222, 223. MGD 288.5

Que vuestro hogar sea tal que Cristo pueda entrar en él como huésped permanente. Que sea tal que la gente llegue a comprender que habéis estado con Jesús, y aprendido de él... MGD 288.6

Los ángeles del cielo visitan a menudo el hogar donde la voluntad de Dios impera. Bajo el poder de la gracia divina tal hogar llega a ser un sitio de refrigerio para el cansado peregrino. El yo no hace valer allí sus derechos. En él se forman los hábitos correctos. Hay allí un cuidadoso reconocimiento de los derechos de los demás. La fe que obra por el amor y purifica el alma mantiene el timón y gobierna la familia entera.—Fe por la Cual Vivo, 256. MGD 288.7

La calidad de vuestro cristianismo se mide por el carácter de la vida que reina en vuestro hogar. La gracia de Cristo capacita a sus poseedores para transformar el hogar en un lugar feliz, lleno de paz y serenidad.—Meditaciones Matinales, 105. MGD 288.8