El otro Poder

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Capítulo 15—Las revistas de educación

Exalten al mayor de los maestros—Los redactores de The Christian Educator* [El Educador Cristiano] deberían considerar cuidadosamente la índole de los temas que ponen delante de sus lectores. ¿Por qué ha puesto The Christian Educator delante de su larga lista de lectores los retratos y las obras de los hombres? La exaltación de esos hombres supuestamente eruditos en el Educator y el Instructor** no dan gloria a Dios. ¿Es el propósito de estas revistas recomendar los hombres, métodos y libros que ustedes mencionan? Si es así, ¿qué tiene que ver esto con la educación cristiana? El tema que debería estar siempre ante la gente no es la vida y obra de los hombres que se ocupan de la tarea educativa, sino la educación que procede del Maestro más grande que el mundo ha conocido, y que se encuentra en la Palabra de Dios. OP 115.1

Con esa instrucción ante nosotros, tan diferente de las enseñanzas populares en las escuelas actuales, no tenemos necesidad de presentar ante la gente nombres de educadores que no son peritos en la Palabra del Dios viviente ni obedientes a ella. Estos hombres pueden imaginar que están enseñando los principios del cristianismo, pero ¿no tenemos evidencia incuestionable de que están enseñando como doctrina los mandamientos de hombres? ¿No están muy atrasados en la educación más importante para este tiempo? ¿Nos ha dado el Señor la obra de presentar en nuestras revistas los retratos y la historia de estos hombres? OP 115.2

La verdadera autoridad—La verdadera educación superior es apenas comprendida por quienes están a cargo de The Christian Educator. No veo luz en pedir dinero para sostener esta publicación. Tenemos una autoridad mayor de quien estudiar. Hay uno que escribió cosas excelentes respecto de los principios sobre los que se basa la educación. El apóstol Pedro dice: “Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad. Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia. Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo. Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”. 2 Pedro 1:16-21. OP 116.1

Postes indicadores engañosos—El Señor ha llamado a su pueblo a salir de entre los hombres, y le ha dado gran luz y conocimiento respecto de su palabra. En Éxodo 31:12-18 se indica cuál es la relación que deberá mantener con él. Dios no nos ha autorizado a exaltar a los hombres y a dirigir la mente de los alumnos hacia quienes evidentemente no llevan la señal que él ha puesto sobre su pueblo escogido. “Santificad mis días de reposo [sábados], y sean por señal entre mí y vosotros, para que sepáis que yo soy Jehová vuestro Dios”. Ezequiel 20:20. Los que rehúsan contarse entre el pueblo escogido de Dios, santificados por obedecer a su Palabra, son postes indicadores que señalan una dirección equivocada. Hacen lo mismo quienes animan a los jóvenes a estudiar el modelo de los así llamados sabios, que no han sido lo suficientemente sabios para conocer a Dios y obedecer sus mandamientos. OP 117.1

No permitan los redactores del Educator y el Instructor desviar las mentes de Dios hacia el hombre y estimular el estudio de libros escritos por hombres que han sido desleales al Dios del cielo. El Señor no quedará satisfecho con quienes se aparten de los que él ha hecho depositarios de la verdad sagrada para consultar a los dioses de Ecrón. Busquemos honrar a Dios y glorificar su nombre en todo lo que aparezca en nuestras revistas. No se dediquen ellas a la publicación de ideas acerca de la educación que sostienen los sabios del mundo. Nuestra obra es la de educar a quienes han de llevar la luz de la verdad a los hombres, procurando preparar un pueblo para la segunda venida de Cristo en las nubes del cielo. OP 117.2

En lugar de referirse constantemente en nuestras revistas a autores conocidos o publicar la vida de los hombres y lo que han hecho o están haciendo, preséntese un mensaje definido surgido de la pluma de hombres cuyos escritos revelan que están bajo la influencia del Espíritu Santo, que comprenden y aceptan la amonestación de Pablo a Timoteo: “Persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido”. 2 Timoteo 3:14. Los que trabajan bajo la dirección del Espíritu Santo mantendrán las fuerzas educativas dirigidas hacia quien es demasiado sabio para errar, demasiado bueno para ser injusto. OP 118.1

No exalten las ideas de los hombres—Las ideas acerca de educación que tienen los hombres no han de ser exaltadas. Se deben mantener ante el pueblo de Dios alturas mayores que aquéllas. El Señor está listo para otorgar su Espíritu Santo a todos los que tengan hambre y sed de justicia. La inclinación que manifiestan los que pretenden ser educadores de exaltar y enaltecer a los sabios es necedad a la vista de Dios. Pablo declara: “Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios. Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé el entendimiento de los entendidos. ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación. Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios y sabiduría de Dios. Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres. Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia”. 1 Corintios 1:18-29. OP 118.2

Otra vez dice el Señor: “Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová”. Jeremías 9:23, 24. OP 119.1

No deshonren al Creador—¿Por qué habla Dios tan claramente acerca de este tema? Porque muchos hombres que son exaltados ante la gente son desleales a él. Por lo tanto, quienes los exaltan están deshonrando a su Creador. Los hombres que usan su tiempo y sus talentos en esta obra, aunque pretendan trabajar en favor de la palabra y la causa de Dios, muestran que tienen que aprender del gran Maestro, porque como educadores necesitan el espíritu del Maestro en educación. Ellos no hacen diferencia entre el circuncidado y el incircunciso, sino que ponen a todos en el mismo nivel. Si sus facultades de percepción no son santificadas y reavivadas, para que puedan distinguir entre lo sagrado y lo común, seguirán poniendo al hombre donde debería estar Dios. Al dejar de distinguir entre la obediencia y la desobediencia, darán a la trompeta un sonido incierto, y los hombres no estarán preparados para la batalla del gran día de Dios. OP 119.2

El Señor distingue claramente entre los obedientes y los desobedientes. “Así ha dicho Jehová, Redentor tuyo, el Santo de Israel: Yo soy Jehová, Dios tuyo, que te enseña provechosamente, que te encamina por el camino que debes seguir. ¡Oh, si hubieras atendido a mis mandamientos! Fuera entonces tu paz como un río, y tu justicia como las ondas del mar”. Isaías 48:17, 18. “Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor”. 1 Corintios 1:30, 31. OP 120.1

Cuán importante es que los hombres, de quienes los estudiantes reciben instrucción, investiguen diligentemente las Escrituras, para que puedan conocer el camino, la verdad y la vida. En el sexto capítulo de Juan hay instrucción de gran importancia para los que quieren ser maestros. Estúdienlo cuidadosamente nuestros maestros, para que puedan dar a sus alumnos alimento a tiempo. “Está escrito en los profetas—dijo Jesús—: Y serán todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí. No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios; éste ha visto al Padre. De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna. Yo soy el pan de vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron. Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera. Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo...” OP 120.2

“De cierto, de cierto os digo: si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí. Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná, y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente... El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida”. Juan 6:45-58, 63. OP 121.1

Si se estudiaran estas palabras y fueran claramente comprendidas, producirían gozo y luz, pero algunos nunca verán su belleza e importancia. “Las palabras que yo os he hablado—dijo Jesús—son espíritu y son vida”. Juan 6:63. La perfecta excelencia se encuentra sólo en la Palabra del Dios viviente. Los educadores de los jóvenes pueden alimentarse libremente de ella con seguridad, pero deberían saber que hay peligro en alimentarse de otros libros, aunque haya muchas cosas excelentes en ellos. OP 121.2

Distintos del mundo—Procuren los directores de nuestras revistas atraer la atención de sus lectores hacia el Libro de los libros, y hacia los libros y revistas que presentan la palabra de Dios en su verdadera dimensión. Cuando el Espíritu Santo controle a los que escriben para nuestras revistas, se presentará más de la palabra de Dios y menos de las ideas de los hombres. Cuando nuestros redactores se sienten a los pies de Jesús y aprendan de él, que es infinito en sabiduría, comprenderán por una experiencia espiritual viviente qué significa comer la carne y beber la sangre del Hijo de Dios. Todos los que enseñan la Palabra deben tener esta experiencia. OP 121.3

A quienes hacen de la Palabra de Dios su libro de estudio, algunos les dirán: “Ustedes son demasiado estrechos en sus ideas”. Quieren que nos separemos tanto del mundo que no podamos hacerle bien alguno. Esto es un error. El mal que se teme no se realiza: Dios quiere que su pueblo se distinga del mundo en todas las cosas para que no se confunda, como se confundieron los discípulos que abandonaron a Jesús y no lo siguieron más. OP 122.1

Cristo no pide a los hombres que glorifiquen a sus semejantes. El no pide que los hombres alaben la belleza de su apariencia. No pretende que la atención de los hombres se centre en la belleza de su forma o de sus rasgos. Su propósito es llamar la atención de los hombres hacia las virtudes de su carácter, a su perfecta obediencia, para que al contemplarlo, su pueblo pueda cambiar a la misma gloriosa imagen y representar su bondad, su misericordia y su amor ante el mundo.—Carta 85, 1899. OP 122.2