El otro Poder

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Capítulo 12—Consejos para los redactores

“Te he puesto por atalaya”—La responsabilidad que recae sobre nuestras casas editoras es solemne. Los que dirigen estas instituciones, los que redactan las revistas y preparan los libros, alumbrados como están por la luz del plan de Dios y llamados a amonestar al mundo, son tenidos por responsables de las vidas de sus semejantes. A ellos, como a los predicadores de la Palabra, se aplica el mensaje dado antaño por Dios a su profeta: “A ti, pues, hijo de hombre, te he puesto por atalaya a la casa de Israel, y oirás la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte. Cuando yo dijere al impío: Impío, de cierto morirás; si tú no hablares para que se guarde el impío de su camino, el impío morirá por su pecado, pero su sangre yo la demandaré de tu mano”. Ezequiel 33:7, 8.—Joyas de los Testimonios 3:142 (1902). OP 89.1

Lo sagrado y lo común—Es necesario distinguir la obra del Señor de los asuntos comunes de la vida. El dice: “Volveré mi mano contra ti, y limpiaré hasta lo más puro tus escorias, y quitaré toda tu impureza. Restauraré tus jueces como al principio, y tus consejeros como eran antes; entonces te llamarán Ciudad de justicia, Ciudad fiel. Sion será rescatada con juicio, y los convertidos de ella con justicia”. Isaías 1:25-27. Estas palabras rebosan de importancia. Encierran una lección para todos los que ocupan un sillón de redactor. OP 89.2

Las palabras de Moisés poseen un significado profundo. “Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, y pusieron en ellos fuego, sobre el cual pusieron incienso, y ofrecieron delante de Jehová fuego extraño, que él nunca les mandó. Y salió fuego de delante de Jehová y los quemó, y murieron delante de Jehová. Entonces dijo Moisés a Aarón: Esto es lo que habló Jehová, diciendo: En los que a mí se acercan me santificaré, y en presencia de todo el pueblo seré glorificado”. Levítico 10:1-3. Este pasaje encierra una lección para todos los que tienen que ver con el material que sale de nuestras editoriales. Las cosas sagradas no han de ser mezcladas con las comunes. Las revistas que tienen tan amplia circulación deben contener instrucción más preciosa que la que aparece en las publicaciones comunes. “¿Qué tiene que ver la paja con el trigo?” Jeremías 23:28. Necesitamos trigo puro, cabalmente aventado. OP 90.1

“Jehová me dijo de esta manera con mano fuerte, y me enseñó que no caminase por el camino de este pueblo, diciendo: No llaméis conspiración a todas las cosas que este pueblo llama conspiración; ni temáis lo que ellos temen, ni tengáis miedo. A Jehová de los ejércitos, a él santificad; sea él vuestro temor, y él sea vuestro miedo... Ata el testimonio, sella la ley entre mis discípulos... ¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido”. Isaías 8:11-20. OP 90.2

Llamo la atención de todos nuestros obreros al capítulo 6 de Isaías. Lean lo que experimentó el profeta de Dios cuando vio al Señor “sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo... Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos. Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado. Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí”. Isaías 6:1-8. OP 91.1

Tal es la experiencia que necesitan los que trabajan en todas nuestras instituciones. Existe el peligro de que no mantengan una relación vital con Dios, que no sean santificados por la verdad. Esto les haría perder el sentido del poder de la verdad y la capacidad de discernir entre lo sagrado y lo común. OP 91.2

Alimento a su tiempo—Hermanos míos que ocupáis puestos de responsabilidad, ¡ojalá que el Señor no sólo unja vuestros ojos para que vean, sino que derrame en vuestro corazón el aceite santo que fluye de las dos olivas por conductos de oro al recipiente de oro que alimenta las lámparas del santuario! ¡Ojalá que él “os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él; alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado... y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos”! Efesios 1:17-19. OP 91.3

Como fieles padres de familia, dad alimento en sazón a los miembros de la casa de Dios. Presentad la verdad a la gente. Obrad como quienes están a plena vista del universo del cielo. No tenemos tiempo que perder, ni un momento. Pronto habrá que hacer frente a crisis importantes, y necesitaremos ocultarnos en la hendidura de la roca para poder ver a Jesús y ser vivificados por su Espíritu Santo.—Joyas de los Testimonios 3:153-155 (1902). OP 92.1

Peligros del estudio especulativo—La luz de la verdad que Dios quiere que llegue a la gente del mundo en este tiempo no es la que procuran impartir los hombres eruditos del mundo; porque estos hombres a menudo llegan a conclusiones erróneas en sus investigaciones; y en su estudio de muchos autores llegan a entusiasmarse con teorías de origen satánico. Satanás, vestido como un ángel de luz, presenta al estudio de la mente humana temas que parecen muy interesantes y que están llenos de misterio científico. En la investigación de estos temas, los hombres son llevados a aceptar conclusiones erróneas y a unirse con espíritus seductores en la obra de proponer teorías nuevas que alejan de la verdad. OP 92.2

Hay peligro de que nuestros ministros, maestros y redactores algunas veces entretejan con sus argumentos, discursos y publicaciones los falsos sentimientos presentados en los libros que han estado leyendo, en la creencia de que son los mismos principios que sostiene el Espíritu de verdad. El libro Living Temple [El templo viviente] es una ilustración de esta obra: su autor declaró que sus enseñanzas eran las mismas que se encuentran “en los escritos de la Sra. de White”. Vez tras vez tendremos que afrontar la influencia de hombres que están estudiando ciencias de origen satánico y mediante los cuales Satanás está obrando a fin de hacer de Dios y de Cristo personas inexistentes.—Testimonies for the Church 9:67, 68 (1909). OP 92.3

A los redactores de nuestras revistas—Se me ha advertido que cuanto menos manejen nuestros ministros el tema del panteísmo, tanto menos ayudarán a Satanás a presentar sus teorías a la gente. Mantengamos la verdad para este tiempo delante de nuestro pueblo. Nunca, nunca repitamos conceptos espiritistas, ni teorías extrañas y desviadoras que han estado penetrando desde hace años. OP 93.1

El Señor tiene un mensaje que nuestros ministros han de llevar, pero él no les pide que hablen acerca de temas como los que algunas mentes han estado considerando. Los que hacen esto ponen en las mentes semillas que germinarán y crecerán para dar fruto. Así, la gente es educada para captar los sentimientos de Satanás y darles publicidad. OP 93.2

Dejemos fuera de nuestras publicaciones la repetición de las falsedades de Satanás. Lo que necesitamos en nuestros periódicos es el mensaje evangélico que ganará a muchas personas. “Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sion; levanta fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalén; levántala, no temas; di a las ciudades de Judá: ¡Ved aquí al Dios vuestro!” Isaías 40:9. OP 93.3

Mantengan sus ojos fijos en el Señor Jesucristo, y al contemplarlo serán transformados a su semejanza. No hablen de estas teorías espiritistas. No les den lugar en sus mentes. Mantengan libres nuestras publicaciones de toda cosa semejante. Publiquen la verdad; no publiquen el error. No traten de explicar la personalidad de Dios. Ustedes no pueden dar más explicaciones que las que da la Biblia. Las teorías humanas respecto de él no sirven para nada. No manchen sus mentes estudiando las teorías engañosas del enemigo. Trabajen para alejar las mentes de todo lo que sea de ese carácter. Será mejor mantener esos temas fuera de nuestras publicaciones. Pongan las doctrinas de la verdad presente en ellas, pero no den lugar a la repetición de teorías erróneas.—Carta 179, 1904. OP 93.4

No transijan con la doctrina del sábado—La gente del mundo tratará de inducirnos a suavizar nuestro mensaje, a suprimir uno de sus rasgos más distintivos. Dicen: “¿Por qué destacan tanto el sábado en sus doctrinas? Siempre parecen estar echándonos esa enseñanza en cara; podríamos tener armonía si no hablaran tanto acerca de ella; eliminen el sábado de Sentinel* y les prestaremos nuestro apoyo e influencia”. De parte de algunos de nuestros obreros ha habido la disposición de aceptar este criterio. OP 94.1

Se me ha pedido que les advierta que se abrigan sentimientos engañosos, una falsa modestia y precaución, una disposición de detener la profesión de nuestra fe. En las horas de la noche se me han presentado asuntos que perturbaron mucho mi mente. Me pareció estar en reuniones de consulta donde se discutían estos temas y se presentaban documentos escritos apoyando concesiones. Hermanos, ¿permitiremos que el mundo dé forma al mensaje que Dios nos ha entregado para llevarle? Lo mismo sería si el paciente prescribiera los remedios que debería usar en su curación. OP 94.2

¿Traicionaremos el depósito sagrado por razones de conveniencia? Si el mundo está en el error y el engaño al quebrantar la Ley de Dios, ¿no es nuestro deber mostrarles su pecado y su peligro? Debemos proclamar el mensaje del tercer ángel. OP 95.1

¿Qué es Sentinel sino la voz de los atalayas sobre los muros de Sión para hacer sonar la alarma? No debemos retraernos ni pedir perdón al mundo por decirle la verdad: deberíamos menospreciar el ocultamiento. Despleguemos nuestra bandera para enfrentar a hombres y ángeles. Que todos comprendan que los adventistas del séptimo día no pueden hacer concesiones. En sus opiniones y en su fe no debería existir ni la más mínima apariencia de vacilación. El mundo tiene derecho a saber qué puede esperar de nosotros, y nos considerará deshonestos y pensará que escondemos nuestros verdaderos sentimientos y principios por conveniencia, si damos la apariencia de no estar comprometidos hasta que la voz popular haya señalado el camino seguro. El Consolador—el Espíritu Santo que Cristo dijo que enviaría al mundo—había de presentar un testimonio sin vacilaciones.—Manuscrito 16, 1890. OP 95.2

Realcen los rasgos distintivos—La religión de Jesús está en peligro. Se la está mezclando con mundanalidad. La conveniencia mundana está ocupando el lugar de la verdadera piedad y la sabiduría que viene de arriba, y Dios retirará su mano prosperadora de la asociación. ¿Se retirará el arca del pacto de entre su pueblo? ¿Se introducirán ocultamente los ídolos? ¿Se dará entrada a falsos principios y falsos preceptos en el santuario? ¿Se respetará al anticristo? ¿Se ignorarán los principios y doctrinas verdaderos que nos fueron dados por Dios y que nos hicieron lo que somos? ¿Se transformará el instrumento de Dios—la casa editora—en una institución meramente política y mundana? Hacia eso nos está conduciendo directamente el enemigo mediante hombres cegados y no consagrados. OP 95.3

Estas cosas han llegado tan lejos como podían sin que nadie protestara contra ellas con palabras claras. Ha llegado el momento cuando el Señor pondrá las cosas en orden. Hay hombres en cargos de responsabilidad que no han tenido experiencia en conducir este tipo de trabajo; estos hombres deberían andar con humildad y precaución. En horas de la noche estuve presente en diversos concilios en los que oí palabras repetidas por hombres influyentes que indicaban que si el The American Sentinel eliminara las palabras “Adventista del Séptimo Día” de sus columnas, y no dijera nada del sábado, los grandes hombres del mundo lo apoyarían. Entonces, llegaría a ser popular, y haría una obra mayor. Esto suena muy agradable. Estos hombres no pueden ver por qué no podemos afiliarnos con los incrédulos y los que no profesan ninguna religión para hacer de The American Sentinel un gran éxito. Vi que sus rostros se iluminaron y de inmediato comenzaron a hacer un plan a fin de que Sentinel llegara a ser un éxito popular. OP 96.1

Este plan es el primer paso de una sucesión de pasos equivocados. Los principios que han sido defendidos en The American Sentinel son la sustancia misma y la suma de la defensa del sábado, y cuando los hombres comienzan a hablar de cambiar estos principios están haciendo una obra que no les corresponde hacer. Como Uza, están intentando estabilizar el arca que pertenece a Dios y está bajo su supervisión directa. Dijo mi Guía a los que estaban en los concilios: “¿Quiénes de ustedes han sentido la carga desde el principio y aceptaron responsabilidades en condiciones difíciles? ¿Quién llevó la carga de la obra durante los años de su existencia? ¿Quién ha practicado la abnegación y el sacrificio propio? El Señor ha preparado un lugar para sus siervos leales cuyas voces se elevaron en advertencia. El llevó adelante su obra antes que ninguno de ustedes pusiera sus manos en ella, y él puede encontrar un lugar para la verdad que ustedes suprimirían, y lo hará. En The American Sentinel se ha publicado la verdad para este tiempo. Tengan cuidado con lo que harán”. “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican”. Salmos 127:1.—Manuscrito 29, 1890. OP 96.2

Afrontar el movimiento en favor de la ley dominical—Espero que la trompeta dé un sonido certero respecto de este movimiento en favor de la ley dominical. Pienso que sería mejor que en nuestras publicaciones el tema de la perpetuidad de la Ley de Dios fuera una especialidad. ¿No debería haber un periódico o una publicación que ocupe el lugar de Sentinel? No creo que haya sido sabio permitir que ese semanario desaparezca. Era una voz que hablaba constantemente en defensa de la libertad religiosa. Debería presentarse la verdad en artículos cortos, en líneas claras y sencillas, que señalen puntos especiales con respecto al sábado del Señor, y que muestren que los hombres que preparan leyes para obligar a la observancia del primer día de la semana son desleales al Señor del cielo, que santificó el séptimo día. ¿Estamos haciendo todo lo que podemos para exaltar la Ley de Dios? OP 97.1

Deberíamos estar haciendo ahora lo mejor que podemos para derrotar esta ley dominical. La mejor manera de hacerlo es exaltar la Ley de Dios y destacarla en toda su santidad. Esto se debe hacer si la verdad ha de triunfar.—Carta 58, 1906. OP 98.1

No exalten a los seres humanos—Durante la noche estaba dirigiéndome con todo fervor a quienes llevaban responsabilidades como redactores de nuestras publicaciones y sus contribuyentes... Si los que están a cargo de nuestras publicaciones no tienen más criterio que llenar las publicaciones con la exaltación de seres humanos, busquen la sabiduría de Dios. La visión espiritual de ellos necesita ungimiento celestial... Al derramar alabanzas sobre alguien que no conocen, que no ha aceptado un “Así dice Jehová” ni guarda sus mandamientos, se ponen en un lugar donde, en la crisis que se avecina, tendrán un discernimiento defectuoso al ver las cosas “buenas” que hacen quienes procuren engañar y pretendan ser Cristo o profetas enviados por Dios. OP 98.2

Cristo dice de ese tiempo: Engañarán, “si fuese posible, aun a los escogidos”. Marcos 13:22. Y otra vez nos preguntamos: “Cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?” Lucas 18:8. Los que usan su pluma y su voz para dar tales alabanzas a los seres humanos necesitan tener un discernimiento más claro. Cuánto mejor sería si esta confianza fuera ejercida en los que están luchando con la pluma o la voz para hacer la voluntad de Dios como hijos obedientes, guardando sus mandamientos, no para alabar o glorificar al individuo, sino para obedecer la palabra de Dios, para amar a sus hermanos, para arrancar cada fibra de la raíz de amargura que están permitiendo que aparezca... OP 98.3

Yo sé cómo el Señor considera todas estas producciones de los que creen que están obrando justicia, que no parecen estar ni de un lado ni del otro. El mensaje que se me dio para ellos es: Ustedes están en la oscuridad, no saben a quién están alabando. Dios no puede vindicar una obra que no tiene su sello, porque está conduciendo a otros en una forma que no lleva el sello del cielo. OP 99.1

Cada frase es importante—Este es un tiempo cuando cada frase que se escribe debería tener un significado definido, ser sincera y verdadera. No debería escribirse ni una letra con la pluma para llegar a ser popular o vindicar lo que Dios condena. Los que siguen tal camino tienen un celo y un deseo ardiente de destacarse, pero no han aprendido sus lecciones a los pies de Jesús. El yo se ha entretejido con todo lo que dicen y hacen. Apuntan sus armas contra los hermanos que están haciendo la obra que Dios les señaló y piensan, en su ceguedad, que están sirviendo a Dios. OP 99.2

Se me ha encargado ahora que diga a nuestros hermanos: Humíllense y confiesen sus pecados, o Dios los humillará a ustedes. El mensaje a la iglesia de Laodicea alcanza a los que no lo aplican a sí mismos. No son fríos ni calientes, sino tibios. Dice el Señor: “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas”. Apocalipsis 3:15-18. OP 99.3

¿Permitirá alguno de nosotros que se vea su desnudez en el uso de las facultades que Dios nos dio de hablar y usar nuestra pluma? ¿No consideraremos que la justicia de Cristo mediante su perfecta obediencia a los mandamientos de su Padre fue la causa de su crucifixión? Por la perfecta obediencia a la ley de Jehová hemos de magnificar la ley y engrandecerla. ¿Qué significan estas palabras puestas delante del pueblo de Dios que, contra grandes obstáculos, está tratando de pelear la buena batalla de la fe, diciendo: “No nos arrodillaremos ante Baal ni daremos gloria y honor a ninguno que lo haga”? OP 100.1

Se pronuncia una bienaventuranza sobre los que guardan los mandamientos, y una maldición sobre los que trasgreden su ley. ¿Se rebajará la voz o la pluma para conceder laureles a quienes han sido líderes en llevar la bandera de Satanás y en declarar que la institución del papado recibirá el honor? Las facultades que Dios nos ha dado para gloria de su nombre han sido malversadas y mal usadas para introducir sentimientos rebeldes. Es totalmente contrario al propósito de Dios que los seres humanos exalten y adoren a los agentes humanos que se han ocupado en una obra directamente opuesta a la obra que Dios ha dado a su pueblo en estos últimos días. ¿Por qué vemos tal ceguera? Lo menos que uno podría hacer es mostrar su elocuencia ante el universo del cielo, ante los mundos no caídos y ante el mundo caído mediante el silencio... OP 100.2

Presenten asuntos vitales—Supongamos que nuestros profesores y alumnos enseñaran y escribieran respecto de las cosas que ahora deben cumplirse y que tienen que ver con el bienestar eterno de los seres humanos. Supongamos que la pluma y la voz dieran alimento a tiempo a ancianos y a jóvenes, a santos y a pecadores. Permitamos que las muchas cosas que podrían decirse para despertar a la iglesia de su sueño sean dichas sin perder más tiempo en considerar cosas que no son esenciales y no tienen nada que ver con las necesidades actuales de nuestra gente o de quienes ignoran la verdad. Lean los tres primeros versículos del Apocalipsis y vean qué obra se encarga especialmente a quienes pretenden creer la palabra de Dios... OP 101.1

Un mensaje que separa—Hermanos, los artículos recientemente publicados en nuestras revistas revelan ceguera, falta de discernimiento espiritual. Cuando los ojos hayan sido iluminados con la visión espiritual, veremos claramente. Las cosas del tiempo y de los sentidos que ahora atraen la atención perderán su valor, porque se revelarán a los hombres los intereses eternos. Como Dios reveló su voluntad a los hebreos cautivos, que estaban alejados de las costumbres y prácticas de un mundo que yacía en la iniquidad, así comunicará el Señor la luz del cielo a todos los que aprecian un “Así dice Jehová”. A ellos les dará a conocer su voluntad. Dios revelará el significado de su Palabra a quienes estén menos atados a las ideas mundanas, y más alejados de la ostentación, la vanidad, el orgullo y el amor a la promoción, a quienes se presenten como su pueblo peculiar, celoso de buenas obras; a ellos él revelará el significado de su Palabra. La primera manifestación del poder de Dios dada a los cautivos hebreos demostró la defectuosa sabiduría de los grandes de la Tierra. La sabiduría de los hombres es necedad para Dios. Los magos reconocieron su ignorancia respecto de la Luz antes que el Señor les revelara su suprema sabiduría. Dios mostró que la sabiduría de los agentes humanos que malversaron los talentos que él les había dado era necedad. OP 101.2

“Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová. He aquí que vienen días, dice Jehová, en que castigaré a todo circuncidado, y a todo incircunciso”. Jeremías 9:23-25. OP 102.1

Todos los que se unan para alabar, honrar y glorificar a quienes han alzado la bandera de Satanás, están luchando contra Dios. Nuestra obra ahora es la de iluminar al mundo, en lugar de dar un mensaje de paz y seguridad. Se ha puesto un estandarte en nuestras manos sobre el que está escrito: “Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús”. Apocalipsis 14:12. Este es un mensaje claro que produce separación, un mensaje que debe darse con un sonido certero. Ha de alejar a la gente de las cisternas rotas que no contienen agua de la fuente de agua viva.—Carta 60, 1898. OP 102.2

Los hábitos de salud del redactor—La temperancia estricta en el comer y el beber es altamente esencial para la sana conservación y el ejercicio vigoroso de todas las funciones del cuerpo. Los hábitos estrictamente temperantes, combinados con el ejercicio de los músculos y de la mente, conservarán el vigor mental y físico y darán fuerza y resistencia a los que se dedican al ministerio, a los redactores, y a todos aquellos cuyos hábitos sean sedentarios. Como pueblo, a pesar de que profesamos practicar la reforma pro salud, comemos demasiado. La complacencia del apetito es la causa más importante de la debilidad física y mental y es el cimiento de la flaqueza que se nota por doquier.—Joyas de los Testimonios 1:417 (1875). OP 102.3

La importancia del ejercicio—Hay hombres y mujeres de excelentes aptitudes naturales que, por no dominar sus apetitos, no realizan la mitad de lo que son capaces de hacer. En esto pecan muchos escritores y oradores. Después de comer mucho, se entregan a sus ocupaciones sedentarias, leyendo, estudiando o escribiendo, sin darse tiempo para hacer ejercicio físico. En consecuencia, el libre flujo de los pensamientos y las palabras queda contenido. No pueden escribir ni hablar con la fuerza e intensidad necesarias para llegar al corazón de la gente, y sus esfuerzos se embotan y esterilizan. OP 103.1

Quienes llevan importantes responsabilidades, y sobre todo los que velan por intereses espirituales, deben ser hombres de aguda percepción e intensos sentimientos. Más que nadie necesitan ser sobrios en el comer. Nunca debería haber en sus mesas manjares costosos y suculentos.—El Ministerio de Curación, 238 (1905). OP 103.2

Comidas sencillas y ejercicio—Los de ocupación sedentaria, principalmente mental, que tengan suficiente valor moral y dominio propio, podrán satisfacerse con dos o tres platos y no comer más de lo estrictamente necesario para saciar el hambre. Hagan ejercicio activo cada día, y verán cómo se benefician.—Ibíd. 239 (1905). OP 103.3