El Ministerio Médico

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Deberes evangelísticos

Nuestros médicos necesitan un discernimiento más profundo de la obra evangelizadora que Dios espera que realicen. Deben recordar que si no trabajan por la sanidad del alma como lo hacen por la curación del cuerpo, no están siguiendo el ejemplo del gran Médico Misionero. Que estudien la Palabra de Dios con diligencia para que puedan familiarizarse con sus promesas, y con ternura y amor dirigir la atención de los pecadores hacia el gran Médico. Nuestros sanatorios se establecieron con el objeto de llevar sanidad tanto espiritual como física a los enfermos. MM 51.2

El médico debe ser un constante receptor de la gracia de Cristo. Debe recordar que el médico temeroso de Dios está autorizado para considerarse un obrero juntamente con Dios. El Salvador está deseoso de ayudar a todos los que acuden a él en busca de sabiduría y claridad de pensamiento. ¿Y quién necesita más sabiduría y claridad de pensamiento que el médico, de cuya decisión depende tanto? MM 51.3

El Señor desea que nuestros médicos colaboren con él en su manera de tratar a los enfermos, y que demuestren más fe y utilicen menos medicamentos. Confiemos en Dios. Nuestra fe es débil, y nuestro corazón permanece sin cambiar. Dios quiere que se produzca un cambio. Dice: “Os daré un corazón nuevo”. Cuando esta promesa se cumpla para el pueblo de Dios, la condición de las cosas será muy diferente de lo que es ahora.—Manuscrito 14, 1904. MM 52.1