El Ministerio Médico

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La reforma precede a los milagros

Estoy muy agradecida por la obra médica misionera realizada según los lineamientos del evangelio. Esta actividad debe enseñarse, debe llevarse a cabo; pues es la misma obra que Cristo realizó cuando estuvo en esta tierra. Él fue el más grande Misionero que el mundo vio jamás. MM 18.3

Vosotros podéis decir: “¿Por qué entonces no adoptamos esa obra y sanamos a los enfermos como lo hizo Cristo?” Les respondo: No estáis listos. Algunos han creído; algunos han sido sanados; pero hay muchos que se enferman por su forma intemperante de comer o por complacer otros hábitos erróneos. Cuando enfermen, ¿oraremos por ellos para que se curen y sigan haciendo lo mismo? Debe haber una reforma en todas nuestras filas; el pueblo debe elevarse a una norma más alta antes que podamos esperar la manifestación del poder de Dios de una manera notoria en la curación de los enfermos... MM 19.1

Si nos aferramos del Maestro, apropiándonos de todo el poder que él nos ha dado, entonces se revelará la salvación de Dios. Permitidme deciros que los enfermos se curarán cuando tengáis fe para venir a Dios en la forma correcta. Le agradecemos a Dios por darnos la obra médica misionera. Doquiera llevemos el evangelio, debemos enseñar al pueblo cómo cuidar de ellos mismos.—The General Conference Bulletin, 3/4/1901. MM 19.2