El Ministerio Médico

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La manera de Dios es mejor

Dios no mira la apariencia, sino el corazón. Se deben tomar medidas bien asesoradas. Nada debe invertirse en forma extravagante. Queremos construir un sanatorio, no porque deseemos exaltarnos, sino porque deseamos honrar a Dios y representar en forma adecuada la verdad, que ha sido desvirtuada. Nuestros principios religiosos peculiares deben ser magnificados y exaltados en esta institución. Nunca se los debe esconder. MM 219.3

La forma de proceder del Señor es siempre la mejor. Estaremos seguros mientras sigamos a quien dice: “Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón”. Si Cristo, la majestad del cielo, es manso y humilde, cuánto más debemos serlo nosotros, que estamos sentenciados a muerte por causa de la desobediencia. La influencia de nuestros médicos en el sanatorio debe ser tal que aliente la humildad y la mansedumbre. No se debe exaltar a seres humanos como grandes y maravillosos. Es a Dios a quien se debe magnificar.—Carta 51, 1900. MM 220.1