El Evangelismo

36/169

Cautivemos la atención del público

Por métodos extraordinarios—En las ciudades de nuestros días, donde hay tantas cosas que atraen y agradan, las personas no pueden ser interesadas por medio de esfuerzos comunes. Los pastores señalados por Dios hallarán necesario poner a contribución esfuerzos extraordinarios a fin de cautivar la atención de las multitudes. Y cuando tengan éxito en la tarea de reunir una gran cantidad de personas, deben presentar mensajes de un carácter tan extraordinario que la gente sea despertada y amonestada. Deben hacer uso de todos los medios que puedan ingeniarse para hacer resaltar la verdad en forma clara y distinta.—Testimonies for the Church 9:109 (1909). Ev 94.4

Idead planes nuevos e inusitados—Estudie, haga planes e idee métodos todo obrero en la viña del Maestro, para alcanzar a la gente donde está. Debemos hacer algo que salga de la rutina ordinaria. Debemos cautivar la atención. Debemos manifestar un fervor implacable. Estamos al borde mismo de tiempos de pruebas y perplejidades que apenas imaginamos.—Carta 20, 1893. Ev 94.5

Cristo empleó diversos métodos—De los métodos de trabajo de Cristo, podemos aprender muchas lecciones valiosas. El no siguió un solo método; de diversas maneras trató de captar la atención de las multitudes; y entonces les proclamó las verdades del Evangelio.—The Review and Herald, 17 de enero de 1907. Ev 94.6

Su sencillez y sinceridad atraían a grandes multitudes—Variaba sus mensajes de misericordia para adaptarlos a su auditorio. Sabía “hablar en sazón palabra al cansado” porque la gracia se derramaba de sus labios, a fin de inculcar a los hombres los tesoros de la verdad de la manera más atrayente. Tenía tacto para tratar con los espíritus llenos de prejuicios, y los sorprendía con ilustraciones que conquistaban su atención. Mediante la imaginación, llegaba al corazón. Sacaba sus ilustraciones de las cosas de la vida diaria, y aunque eran sencillas, tenían una admirable profundidad de significado. Las aves del aire, los lirios del campo, las semillas, el pastor y las ovejas, eran objetos con los cuales Cristo ilustraba la verdad inmortal; y desde entonces, siempre que sus oyentes veían estas cosas de la naturaleza, recordaban sus palabras. Las ilustraciones de Cristo repetían constantemente sus lecciones. Ev 95.1

Cristo nunca adulaba a los hombres. Nunca dijo algo que pudiese exaltar su fantasía e imaginación, ni los alababa por sus hábiles invenciones; pero los pensadores profundos y sin prejuicios recibían su enseñanza, y hallaban que probaba su sabiduría. Se maravillaban por la verdad espiritual expresada en el lenguaje más sencillo. Los más educados quedaban encantados con sus palabras, y los indoctos obtenían siempre provecho. Tenía un mensaje para los analfabetos, y hacía comprender aun a los paganos que tenía un mensaje para ellos. Ev 95.2

Su tierna compasión caía con un toque sanador sobre los corazones cansados y atribulados. Aun en medio de la turbulencia de enemigos airados, estaba rodeado por una atmósfera de paz. La hermosura de su rostro, la amabilidad de su carácter, sobre todo el amor expresado en su mirada y en su tono, atraían a él a todos aquellos que no estaban endurecidos por la incredulidad. De no haber sido por el espíritu suave y lleno de simpatía que se manifestaba en todas sus miradas y palabras, no habría atraído las grandes congregaciones que atraía. Los afligidos que venían a él sentían que vinculaba su interés con los suyos como un amigo fiel y tierno, y deseaban conocer más de las verdades que enseñaba. El cielo se acercaba. Ellos anhelaban permanecer en su presencia, y que pudiese acompañarlos de continuo el consuelo de su amor.—El Deseado de Todas las Gentes, 219, 220 (1898). Ev 95.3

Atraigamos y retengamos a grandes auditorios—Los que quieran estudiar la manera de enseñar de Cristo y educarse a sí mismos para seguir sus métodos, atraerán y retendrán a grandes auditorios ahora, como Cristo retuvo a la gente en sus días... Cuando la verdad en su carácter práctico sea presentada con instancia ante los oyentes porque los amáis, las almas se convencerán porque el Espíritu Santo de Dios impresionará sus corazones. Ev 95.4

Armaos de humildad; orad que los ángeles de Dios vengan cerca de vuestro lado para impresionar la mente; porque no sois vosotros los que empleáis al Espíritu Santo, sino que el Espíritu Santo debe emplearos a vosotros. Es el Espíritu Santo el que impresiona la verdad. Mantened la verdad práctica siempre ante la gente.—Testimonies for the Church 6:57 (1900). Ev 96.1

La ventaja de la sorpresa en algunos lugares—El Señor me ha indicado que no es el mejor plan hacer ostentación en cuanto a lo que estamos por realizar; porque tan pronto como demos a conocer nuestras intenciones, nuestros enemigos se levantarán para bloquear el camino. Algunos pastores serán llamados para oponerse al mensaje de la verdad. Se darán amonestaciones desde el púlpito a las congregaciones... diciéndoles las cosas que los adventistas se proponen hacer. Ev 96.2

Por la luz que el Señor me dio, tengo una amonestación que presentar a nuesros hermanos. ¿No mantendrán los generales sabios sus movimientos en estricto secreto, no sea que el enemigo conozca sus planes y obre por contrarrestarlos? Si el enemigo no tiene conocimiento de sus movimientos, ellos están en ventaja. Ev 96.3

Hemos de estudiar cuidadosamente el campo, y no pensemos que debemos seguir los mismos métodos en todos los lugares. Si avanzamos sabiamente, sin sombra de jactancia, sin detenernos para desafiar al enemigo, si presentamos una línea de la verdad tras otra, acumulando las [verdades] más importantes que prueban el alma, el Señor cuidará de los resultados... Ev 96.4

Esperad; armad las carpas cuando llegue el tiempo de las reuniones. Levantadlas rápidamente, y entonces anunciad las reuniones. Cualquiera haya sido vuestra práctica anterior, no es necesario repetirla vez tras vez de la misma manera. Dios quiere que sigamos métodos nuevos y no probados. Irrumpid sobre la gente; sorprendedla.—Manuscrito 121, 1897. Ev 96.5

Los métodos llenos de tacto no implican engaño—No debéis pensar que toda la verdad ha de ser presentada a los no creyentes en todas y cada una de las ocasiones. Debéis planear cuidadosamente qué decir y qué dejar de decir. Esto no es practicar el engaño; es trabajar como trabajó Pablo. El dice: “Como soy astuto, os he tomado por engaño”.* 2 Corintios 12:16. Debéis variar vuestras labores, y no tener una sola forma que pensáis que debe ser seguida en todas las ocasiones y en todos los lugares. Vuestros métodos pueden pareceros un éxito, pero si hubierais usado más tacto, más de la sabiduría de la serpiente, habríais visto resultados mucho más reales en vuestro trabajo.—Carta 12, 1887. Ev 96.6

Los salones pobres anuncian derrota—Estoy convencida de que podríamos haber tenido un buen auditorio si nuestros hermanos hubieran obtenido un salón adecuado para acomodar a la gente. Pero no esperaban mucho y por lo tanto no recibieron mucho. No podemos esperar que la gente venga a escuchar una verdad impopular cuando se anuncia que las reuniones van a realizarse en un subsuelo o en un salón pequeño en el cual quepan solamente cien personas... Por su falta de fe nuestros obreros a veces tornan el trabajo muy duro para ellos mismos.—Historical Sketches of the Foreign Missions of the Seventh Day Adventist, 200 (1886). Ev 97.1

Según el método de Dios—No es mediante el despliegue en los recursos exteriores como los seres humanos comprenderán lo que la verdad presente abarca. Nuestros obreros deben practicar una estricta economía. Dios prohíbe toda extravagancia. Debemos practicar la economía en relación con el empleo de cada peso que esté a nuestra disposición. No hay que hacer alarde de ostentación. El dinero de Dios debe emplearse para adelantar según su propio método la obra que él ha ordenado que se haga en nuestro mundo.—Carta 107, 1905. Ev 97.2

La ostentación es una propaganda pobre—Hay que amonestar a las grandes ciudades, pero, hermano mío, no todos los métodos que Ud. práctica en esta obra son correctos. Ud. piensa que tiene libertad para gastar todo el dinero que quiera a fin de atraer la atención de la gente. Pero recuerde que en la viña del Señor hay muehísimos lugares que deben ser trabajados, y que cada peso es necesario. Ev 97.3

A Dios no le agrada el gran gasto de recursos que Ud. hace para anunciar sus reuniones, y por la ostentación que realiza en otros aspectos de su trabajo. La ostentación no armoniza con los principios de la Palabra de Dios. El es deshonrado por sus dispendiosos preparativos. Algunas veces Ud. hace lo que se me ha presentado simbólicamente como poner trozos de calabaza silvestre en la olla. Esta ostentación hace que la verdad participe fuertemente del gusto del plato. El hombre es exaltado. La verdad no avanza sino que queda trabada. Las personas sensatas advierten que las actuaciones teatrales no están en armonía con el solemne mensaje del que Ud. es portador.—Carta 190, 1902. Ev 97.4

Resultados frustradores de los métodos dispendiosos—Reduzca los gastos de propaganda de sus reuniones; y si los* asistentes dan una gran cantidad de dinero, empléelo para predicar en nuevos lugares. Ev 97.5

No contrate a músicos mundanos si es posible evitar esto de alguna manera. Reúna a personas que puedan cantar con el espíritu y el entedimiento. Ev 98.1

El exceso en el despliegue de recursos en que Ud. algunas veces incurre implica un gasto innecesario que los hermanos no deberían ser invitados a cubrir; y además, Ud. encontrará que después de un tiempo los asistentes que no tienen nuestras creencias no estarán dispuestos a dar dinero para cubrir esos gastos... Ev 98.2

Le ruego que no siga practicando métodos de trabajo tan dispendiosos. Debo decirle que el Señor no respalda esos métodos. Y tales procedimientos no logran lo que Ud. supone que llevan a cabo.—Carta 51, 1902. Ev 98.3

Debemos depender de Dios—El universo del cielo hace mucho más de lo que nosotros pensamos, para preparar el camino a fin de que las almas sean convertidas. Queremos trabajar en armonía con los mensajeros del cielo. Necesitamos más de Dios; no debemos creer que son nuestros discursos y nuestros sermones los que realizan la obra; debemos sentir que a menos que la gente sea alcanzada por medio de Dios, nunca será alcanzada.—Manuscrito 19b, 1890. Ev 98.4

Hay que estudiar los métodos de aproximación a la gente—La obra de ganar almas exige cuidadosa preparación. No se puede entrar en el servicio del Señor sin la preparación necesaria, y esperar obtener el mayor éxito... El arquitecto os dirá cuánto tiempo necesitó para saber proyectar un edificio cómodo y agradable. Y así sucede también con todas las vocaciones que siguen los hombres. ¿Y habrían de manifestar menos diligencia los siervos de Cristo al prepararse para un obra infinitamente más importante? ¿Habrían de ignorar los medios y recursos que se han de emplear para ganar almas? El saber interesar a hombres y mujeres acerca de los grandes temas que conciernen a su bienestar eterno, requiere conocimiento de la naturaleza humana, estudio detenido, meditación cuidadosa y oración ferviente.—Obreros Evangélicos, 96, 97 (1915). Ev 98.5