El Evangelismo

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Poder para terminar la obra

Por qué muchos han fracasado en la salvación de las almas—Muchos presentan las doctrinas y teorías de nuestra fe; pero su presentación es como sal sin sabor; pues el Espíritu Santo no está trabajando por medio de su ministerio falto de fe. No han abierto el corazón para recibir la gracia de Cristo; no conocen la operación del Espíritu; son como harina sin levadura; pues no hay ningún principio activo en toda su labor, y dejan de ganar las almas para Cristo. No se apropian de la justicia de Cristo; es un manto que no ha sido usado por ellos, una plenitud desconocida, una fuente no aprovechada.—The Review and Herald, 29 de noviembre de 1892. Ev 505.6

Hemos de trabajar con intensidad para impresionar a los no creyentes—Necesitamos mayor intensidad en la causa de Cristo. El solemne mensaje de la verdad debe ser dado con una intensidad que impresione a los no creyentes de que Dios está obrando con nuestros esfuerzos, de que el Altísimo es nuestra fuente viva de fortaleza.—The Signs of the Times, 9 de diciembre de 1886. Ev 506.1

Cuando coloquemos nuestros corazones en unidad con Cristo, y pongamos nuestra vida en armonía con su obra, el Espíritu que descendió sobre los discípulos en el día de Pentecostés descenderá sobre nosotros.—The Review and Herald, 30 de junio de 1903. Ev 506.2

Con el celo de los apóstoles—El celo por la gloria de Dios impulsó a los discípulos a presentar un testimonio de la verdad con grandioso poder. ¿No debiera este celo inflamar nuestros corazones con un anhelo de contar la historia del amor redentor de Cristo y de éste crucificado? No debe este poder de Dios ser revelado en forma aún más notable hoy en día de lo que fue en el tiempo de los apóstoles?—The Signs of the Times, 17 de febrero de 1914. Ev 506.3

La fuente de su poder—Después de la ascensión de Cristo, los discípulos se reunieron en un lugar para suplicar humildemente a Dios. Y después de escudriñar el corazón y de realizar un examen personal durante diez días, quedó preparado el camino para que el Espíritu Santo entrara en los templos del alma limpios y consagrados. Cada corazón quedó lleno con el Espíritu como si Dios quisiera mostrar a su pueblo que era su prerrogativa bendecirlos con la más escogida de las bendicones celestiales... La espada del Espíritu refulgió a diestra y siniestra. Dotada de un nuevo poder penetró hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos. La idolatría que había estado mezclada con el culto del pueblo fue deste rrada. Se añadió nuevo territorio al reino de Dios. Lugares que habían sido improductivos y que habían estado desolados hicieron oír sus alabanzas a él.—The Review and Herald, 10 de junio de 1902. Ev 506.4

Sintieron la preocupación por las almas—Notad que fue después que los discípulos habían logrado la perfecta unidad, y ya no luchaban entre sí por conquistar el lugar más elevado cuando el Espíritu fue derramado sobre ellos. Eran de un solo sentir. Todas las diferencias habían sido puestas a un la do. Y el testimonio presentado acerca de ellos después que el Espíritu había sido dado, es el mismo. Notad las palabras: “Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma”. El Espíritu de Aquel que murió para que los pecadores pudieran vivir, animaba a toda la congregación de los creyentes. Ev 506.5

Los discípulos no pidieron una bendición para ellos mismos. Estaban preocupados con la carga de las almas. El Evangelio había de ser conducido hasta los últimos confines de la tierra, y ellos reclamaban el poder que Cristo había prometido. Fue entonces cuando el Espíritu Santo fue derramado y millares se convirtieron en un solo día.—The Signs of the Times, 17 de febrero de 1914. Ev 507.1

Una iglesia despertada—Cuando tengamos una consagración completa y sincera al servicio de Cristo, Dios reconocerá el hecho mediante un derramamiento de su Espíritu sin medida; pero esto no ocurrirá mientras la mayor parte de la iglesia no esté trabajando juntamente con Dios.—The Review and Herald, 21 de julio de 1896. Ev 507.2

La tierra iluminada—Vi raudales de luz que salían de las ciudades y de los pueblos, de la montaña y del llano. La Palabra de Dios era obedecida, y en cada ciudad y cada pueblo, monumentos eran levantados a su gloria. Su verdad era proclamada en todo el mundo.—Testimonios Selectos 5:145 (1909). Ev 507.3

Veíase a centenares y miles de personas visitando las familias y explicándoles la Palabra de Dios. Los corazones eran convencidos por el poder del Espíritu Santo, y se manifestaba un espíritu de sincera conversión. En todas partes las puertas se abrían de par en par para la proclamación de la verdad. El mundo parecía iluminado por la influencia divina.—Testimonios Selectos 5:220 (1909). Ev 507.4

Por medio de instrumentos humildes—Cuando llegue el tiempo de hacerlo con gran poder [la proclamación del mensaje del tercer ángel], el Señor obrará por conducto de humildes instrumentos, dirigiendo el espíritu de los que se consagren a su servicio. Los obreros serán calificados más bien por la unción de su Espíritu que por la educación en institutos de enseñanza. Habrá hombres de fe y de oración que se sentirán impelidos a declarar con santo entusiasmo las palabras que Dios les inspire. Los pecados de Babilonia serán denunciados. Los resultados funestos y espantosos de la imposición de las observancias de la iglesia por la autoridad civil, las invasiones del espiritismo, los progresos secretos pero rápidos del poder papal—todo será desenmascarado. Estas solemnes amonestaciones conmoverán al pueblo. Miles y miles de personas que nunca habrán oído palabras semejantes, las escucharán.—El Conflicto de los Siglos, 664, 665 (1888). Ev 507.5

Multitudes se unirán al ejército del Señor—Muchos... serán vistos corriendo de aquí para allá impulsados por el Espíritu de Dios para llevar la luz a otros. La verdad, la Palabra de Dios, es como fuego en sus huesos, y los llena con un deseo ardiente de iluminar a los que están en tinieblas. Muchos, aun entre los indoctos, ahora proclaman las palabras del Señor. Los niños son impulsados por el Espíritu para ir y declarar el mensaje del cielo. El Espíritu se derrama sobre todos los que cedan a sus indicaciones, y arrojando de lado toda maquinaria humana, sus reglas limitativas y métodos cautelosos, declararán la verdad con el poder del Espíritu. Multitudes recibirán la fe y se unirán a los ejércitos del Señor.—The Review and Herald, 23 de junio de 1895. Ev 508.1

Miles de voces hacen resonar la amonestación—Vendrán siervos de Dios con semblantes iluminados y brillantes de santa consagración, y se apresurarán de lugar en lugar para proclamar el mensaje celestial. Miles de voces predicarán el mensaje por toda la tierra. Se realizarán milagros, los enfermos sanarán y signos y prodigios seguirán a los creyentes. Satanás también efectuará sus falsos milagros, al punto de hacer caer fuego del cielo a la vista de los hombres. Es así como los habitantes de la tierra tendrán que decidirse en pro o en contra de la verdad. Ev 508.2

El mensaje no será llevado adelante tanto con argumentos como por medio de la convicción profunda inspirada por el Espíritu de Dios. Los argumentos ya fueron presentados. Sembrada está la semilla, y brotará y dará frutos. Las publicaciones distribuidas por los misioneros han ejercido su influencia; sin embargo, muchos cuyo espíritu fue impresionado han sido impedidos de entender la verdad por completo o de obedecerla. Pero entonces los rayos de luz penetrarán por todas partes, la verdad aparecerá en toda su claridad, y los hijos de Dios, de corazón recto, romperán las ligaduras que los tenían sujetos. Los lazos de familia y las relaciones de la iglesia serán impotentes para detenerlos. La verdad les será más preciosa que cualquiera otra cosa. A pesar de los poderes coaligados contra la verdad, un sinnúmero de personas se alistarán en las filas del Señor.—El Conflicto de los Siglos, 670 (1888). Ev 508.3

El descenso del Espíritu Santo sobre la iglesia es esperado como si se tratara de un asunto del futuro; pero es el privilegio de la iglesia tenerlo ahora mismo. Buscadlo, orad por él, creed en él. Debemos tenerlo y el cielo está esperando concederlo.—The Review and Herald, 19 de marzo de 1895. Ev 508.4

La lluvia tardía—Que los cristianos... pidan con fe la bendición prometida, y la recibirán. El derramamiento del Espíritu en los días de los apóstoles fue la lluvia temprana, y glo riosos fueron los resultados. Pero la lluvia tardía será aún más abundante.—The Signs of the Times, 17 de febrero de 1914. Ev 508.5