El Evangelismo

146/169

Los milagros no constituyen una prueba

Satanás presentará milagros—Muchos que rehúsan los mensajes que el Señor les envía están buscando clavos para colgar sus dudas y andan buscando alguna excusa para rechazar la luz del cielo. Frente a una evidencia clara, dicen tal como los judíos: “Muéstranos un milagro y creeremos. Si estos mensajeros tienen la verdad, ¿por qué no sanan a los enfermos?”... Ev 431.3

Si sus ojos pudieran ser abiertos se verían rodeados por ángeles malignos jubilosos y triunfantes debido a su poder para engañarlos. Está por llegar el día cuando Satanás contestará el pedido de esas personas que dudan y hará numerosos milagros para confirmar la fe de todos los que buscan esa clase de evidencia. ¡Cuán terrible será la situación de los que cierran los ojos a la luz de la verdad y piden milagros para afirmarse en el engaño!—Carta 4, 1889. Ev 431.4

Sanamientos milagrosos y fanatismo—Nuestros sanatorios deben alcanzar a una clase de personas que no pueden ser alcanzadas por ningún otro medio. Algunos preguntan: “¡Cómo es eso! ¿No se ofrecen oraciones para obtener sanamientos milagrosos de los enfermos en lugar de establecer tantos sanatorios?” Si se hiciera esto en nuestras filas surgiría un gran fanatismo. Los que tienen mucha confianza propia de inmediato entrarían en acción, tal como lo hicieron algunos en—-quienes tenían mucho que decir acerca de la carne santificada. Estas personas fueron arrastradas por un engaño espiritista. En el Congreso de la Asociación General de 1901 fueron reprochados por un mensaje que el Señor me dio para ellos. Si llevásemos a cabo los planes que algunos verían complacidos que realizásemos, se formarían grupos que introducirían manifestaciones espiritistas que confundirían la fe de muchos... Ev 432.1

Entrarían errores y se abogaría por doctrinas extrañas. Algunos se apartarían de la fe al prestar atención a espíritus seductores y a doctrinas de demonios. Estas cosas comenzaron a manifestarse ya en los tiempos cuando se estableció el primer sanatorio adventista. Eran similares a los errores que se manifestaron poco después del chasco de 1844. Se presentó un poderoso brote de fanatismo llamándose a sí mismo el testigo del Espíritu Santo. Recibí un mensaje para reprobar esta obra maligna.—Carta 79, 1905. Ev 432.2