El Evangelismo

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Palabras de prevención para el instructor bíblico

La obra personal es más cansadora—Se necesitan mujeres así como hombres en la obra que debe hacerse. Las mujeres que se consagran al servicio del Señor, que trabajan por la salvación de otros en la labor de casa en casa, la cual es tan cansadora como presentarse ante una congregación o más aún, deben recibir pago por sus labores.—Manuscrito 149, 1899. Ev 360.4

Evitad trabajar en exceso—Hay peligro de que a las mujeres relacionadas con la obra se les exija trabajar demasiado duramente sin los períodos adecuados de descanso. No debe imponérseles a los obreros una exigencia tan severa. Algunos no se perjudicarán, pero otros, que son concienzudos, trabajarán en exceso. Todos, especialmente las mujeres, necesitan períodos de descanso.—Carta 61, 1896. Ev 360.5

Somos mortales—Hermano----, espero que sea Ud. muy cuidadoso con respecto a la salud de la hermana----. No le permita trabajar demasiado en una actividad que agota los nervios. Ud. comprenderá lo que quiero decir. Ella necesita comprender que somos mortales, y que si no somos cuidadosos con nuestra salud, podemos perderla.—Carta 44, 1900. Ev 360.6

Cuándo obrar independientemente—Hay circunstancias bajo las cuales es propio que una mujer actúe en forma rápida e independiente, tomando ciertas providencias en forma decidida de acuerdo con lo que ella sabe es el camino del Señor. La esposa ha de estar al lado del esposo como su igual, compartiendo todas las responsabilidades de la vida, prestándole el debido respeto a aquel que la eligió como su compañera de toda la vida.—Manuscrito 17, 1891. Ev 361.1

Evitad alabar a los hombres y rehuid la familiaridad—Me apena cuando veo a hombres que son alabados, halagados y mimados. Dios ha revelado el hecho de que algunos que reciben estas atenciones no merecen tomar el nombre del Señor en sus labios, y sin embargo, son exaltados hasta los cielos en la estima del hombre finito, que lee solamente la apariencia exterior. Hermanas mías, nunca miméis ni aduléis a los pobres y falibles hombres errantes, ora sean jóvenes o ancianos, casados o solteros. Vosotras no conocéis sus debilidades, y no sabéis si acaso por esas mismas atenciones y esa misma profusa alabanza no provocaréis su ruina. Estoy alarmada de la corta visión y la falta de sabiduría que muchos manifiestan con respecto a esta familiaridad... Ev 361.2

A los hombres casados que aceptan la atención, la alabanza y el mimo de las mujeres, debiera asegurárseles que la simpatía y el amor de esta clase no merecen ser obtenidos; son sin valor... Ev 361.3

Nuevamente os insto sobre la necesidad de la pureza en todo pensamiento, en toda palabra y en toda acción. Tenemos una responsabilidad individual ante Dios, una obra individual que nadie puede hacer por nosotros. Consiste en hacer al mundo mejor por el precepto, el esfuerzo personal y el ejemplo. Aun cuando debemos cultivar la sociabilidad, no lo hagamos meramente por diversión, sino con un propósito. Hay almas que salvar.—The Review and Herald, 10 de noviembre de 1885. Ev 361.4