El Evangelismo

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Las ciudades del este y del sur

El mensaje debe llegar a las ciudades y los suburbios—Ahí están Nueva York y las populosas ciudades aledañas; ahí están Filadelfia, Baltimore y Washington. No necesito enumerar todos estos lugares, porque vosotros sabéis cuáles son. El Señor desea que proclamemos el mensaje del tercer ángel con poder en esas ciudades.—Manuscrito 53, 1909. Ev 289.2

Filadelfia: la agitación proporciona oportunidades de acción evangelística—Hay que trabajar en Filadelfia y en otros lugares importantes. Los evangelistas deberían llegar a todos los lugares donde hay mentes agitadas por el asunto de la legislación dominical y por la enseñanza de religión en las escuelas públicas. El descuido de los adventistas de aprovechar estas oportunidades providenciales para presentar la verdad, angustia mi corazón y me mantiene despierta noche tras noche.—The Review and Herald, 20 de abril de 1905. Ev 289.3

En la capital nacional—He estado escribiendo mucho acerca de la necesidad de realizar esfuerzos más decididos en la ciudad de Washington... Washington, la capital de los Estados Unidos, es el lugar por excelencia donde la verdad debería brillar.—Carta 132, 1903. Ev 289.4

Métodos razonables y acertados para Washington—En la capital de la nación hay que llevar a cabo una poderosa campaña de evangelización... Me alegro porque Ud. ha emprendido esta obra evangélica en Washington, y porque ya ha surgido un interés tan profundo. Los relatos acerca de la obra allí corresponden casi exactamente con las anticipaciones que me fueron dadas acerca de lo que eso sería. Estoy segura de lo que digo, porque este asunto me ha sido presentado; y esta obra no debe ser debilitada llamando a los obreros que son necesarios allí para que trabajen en otros lugares... Ev 289.5

En Washington hay que llevar a cabo obra evangélica, y ésta no debe ser interrumpida por llamamiento de los obreros a otros lugares. Dios quiere que esta obra para el público se lleve a cabo con decisión. Ev 290.1

Pastor—Ud. está donde el Señor desea que esté, y por lo tanto no debería recargarse con cargas excesivas. Washington ya ha sido descuidada durante mucho tiempo. Ahora hay que efectuar allí una obra decidida. El Señor proporcionará fortaleza y gracia. Los obreros no deben permitirse ser apartados del trabajo por las muchas cosas que seguramente exigirán su atención. Esta es la razón por la cual he estado ansiosa porque cada talento de los obreros que trabajan en Washington se emplee en una forma que promueva la obra de Dios. Ev 290.2

El Hno.—ha mencionado a varias personas que él cree que podrían ser de ayuda para la obra en Washington. Pero tened cuidado con las personas que empleáis en la obra allí. Todas las cosas deben mantenerse a la altura de las normas de la Biblia... Ev 290.3

En nuestra obra, no es necesario que subamos a la cumbre de un cerro si queremos brillar. No se nos ha dicho que es necesario que hagamos un despliegue especial y maravilloso. La verdad debe ser proclamada por los caminos y los vallados, y debe ser hecha de tal manera que se puedan aplicar métodos sensatos y racionales. La vida de cada obrero que sea enseñado por el Señor Jesucristo manifestará la excelencia de la vida de él. La obra que Cristo efectuó en nuestro mundo debe constituir nuestro ejemplo en lo que a ostentación se refiere. Debemos mantenernos tan alejados de lo que tenga ribetes teatrales y de lo que tienda a lo extraordinario como Cristo se mantuvo alejado de estas actitudes en su obra. Lo que llama la atención y excita no es religión, aunque la religión ejercerá su influencia pura, sagrada, elevadora y santificadora produciendo vida espiritual y salvación.—Carta 53, 1904. Ev 290.4

Reuniones de evangelización para la zona de Washington—La ciudad de Washington está rodeada de lugares necesitados de una acción misionera. En esta ciudad misma hay un pequeño mundo de almas que no están convertidas, tanto blancas como de color. ¿Quién siente preocupación por ellas? Y hay muchos otros lugares importantes que aún no han sido amonestados. Cuando veo este descuido me siento apesadumbrada. Estoy orando noche y día para que los dirigentes de la obra experimenten esta misma preocupación. Los que ya están trabajando, abran el camino para que entren otros que también desean trabajar y que están calificados para participar en la acción misionera... Ev 290.5

Cerca de Washington, como si fueran nuestras vecinas, hay importantes ciudades que necesitan ser trabajadas. Si nuestros hermanos llevan a cabo una obra misionera fervorosa entre las personas con quienes se relacionan, nuevos campos de labor se abrirán a nuestro alrededor. Muchas personas que se encuentran establecidos aquí sentirán la responsabilidad de trabajar por las almas, y desearán tomar parte activa en la proclamación de la verdad. Rogamos a los que viven en Takoma Park que se conviertan en obreros juntamente con Dios en la tarea de levantar el estandarte de la verdad en territorios donde no se ha trabajado. Empléese para enviar obreros a las ciudades vecinas de Washington una parte de los cuantiosos donativos solicitados. Llévese a cabo fielmente una obra de casa en casa. Las almas perecen fuera del arca que ofrece seguridad. Sea elevado el estandarte de la verdad por los miembros de la iglesia en sus vecindarios. Levanten los ministros sus tiendas y prediquen la verdad con poder a la gente, y vayan luego a otro vecindario para proclamar la verdad en él.—Carta 94a, 1909. Ev 291.1

Proclamando un mensaje categórico—Insto a los creyentes de Washington que acudan en ayuda del Señor, en ayuda del Señor contra los poderosos gobernadores de las tinieblas. En esta ciudad y en sus suburbios se requiere una obra personal. Preparad el camino del Rey. Elevad cada vez más el estandarte. Hay una obra de evangelización que debe realizarse en Washington y en Baltimore, y en muchas otras de las grandes ciudades del Sur y del Este. Hay que combinar la obra de enseñar con la de sanar. Vístanse los pastores y los médicos misioneros con toda la armadura de Dios y salgan a proclamar el mensaje evangélico. Hay que proclamar en Washington un mensaje categórico. La trompeta debe hacerse resonar con toda claridad.—Carta 304, 1908. Ev 291.2

En Nashville, San Luis y Nueva Orleans—Ahora hay que efectuar todo esfuerzo que sea posible para promover la obra de Dios. Pronto surgirán circunstancias que harán más difícil de lo que ahora es la proclamación de la verdad a muchos que ahora se encuentran a nuestro alcance. Ahora hay que desplegar los esfuerzos más decididos en Washington, en Boston, en Nashville, en San Luis, en Nueva Orleans, y en muchas otras grandes ciudades. Una obra abarcante se realizará cuando tanto hombres como mujeres se ubiquen en su lugar y cumplan fielmente su parte. Se llama a cientos de hombres y mujeres jóvenes para que se eduquen y se preparen para el servicio.—Manuscrito 21, 1908. Ev 291.3

Nashville es un centro—Nashville me ha sido presentada como el centro más favorable desde el cual realizar una obra general para todas las clases de los estados del Sur. En Nashville y cerca de esta ciudad hay instituciones de enseñanza bien establecidas que deberían ser respetadas por nuestra gente. Su influencia ha hecho posible que llevemos a cabo con éxito diversas actividades desde ese centro.—Carta 262, 1903. Ev 292.1

Menfis y las ciudades del Sur—El Señor me dio un mensaje para el Hno—, en el que se le ordenaba ir a trabajar a Menfis... El obedeció la Palabra del Señor y ha informado un éxito excelente en su obra en Menfis. Se me ha indicado que diga a nuestros miembros que viven en todas las ciudades del Sur: Llevad a cabo todas las cosas bajo la dirección del Señor. La obra se aproxima a su conclusión. Estamos más cerca del fin que cuando creímos por primera vez.—Carta 6, 1909. Ev 292.2

Nueva Orleans, Menfis y San Luis—Hay una gran obra que debe realizarse, y disponemos tan sólo de poco tiempo para llevarla a cabo. Hay ciudades en el Sur, como Nueva Orleans, Menfis y San Luis, en las que se ha hecho muy poco, y hay otras donde aún no se ha entrado con la verdad. En estos lugares hay que elevar el estandarte de la verdad. Debemos llevar la verdad a la gente con poder y vigor.—Manuscrito 56, 1904. Ev 292.3

Hay que trabajar la ciudad de Nueva Orleans. En el momento conveniente del año hay que efectuar un ciclo de conferencias públicas. Hay que efectuar reuniones de reavivamiento en muchos lugares, y después de que éstas terminen hay que llevar a cabo campañas de evangelización. Así es como se reunirán las gavillas. Ev 292.4

Ahora que es necesario trabajar con más plenitud en Nueva Orleans, se me ha pedido que diga: Tanto hombres como mujeres que poseen conocimiento de la verdad y que comprenden el camino del Señor entren en esta ciudad para trabajar con sabiduría y en el temor del Señor. Los obreros que sean elegidos para trabajar en Nueva Orleans deberían ser los que se preocupan sinceramente del bien de la causa, personas que siempre tengan en cuenta la gloria de Dios y que pongan la fortaleza del Dios de Israel como su vanguardia y su retaguardia. El Señor ciertamente oirá y contestará las oraciones de sus obreros si éstos buscan su consejo y su instrucción. Ev 292.5

A los obreros que vayan a ese campo quiero decirles: Ejerced fe en Dios; y en vuestra asociación con personas que no son de nuestra fe, dejad que la práctica de la verdad se manifieste en vuestras vidas. Al presentar las doctrinas de vuestra fe, emplead los argumentos persuasivos de la Palabra de Dios, y dejad que vuestros oyentes comprendan que no deseáis entrar en controversia con ellos en lo que atañe a sus creencias, sino que anheláis presentarles un “Así dice Jehová”. “Escrito está”, fue la enérgica exhortación presentada por Cristo en cada caso. Ev 293.1

Predicad por medio de vuestras vidas la piedad práctica de la fe que creéis. Dejad ver que la verdad nunca degrada a quien la recibe haciéndolo áspero y vulgar o irritable e impaciente. Poned de relieve ante todos vuestra paciencia, bondad, longanimidad, dulzura, compasión y verdadera piedad; porque estos atributos constituyen la expresión del carácter de Dios a quien servís.—Manuscrito 49, 1907. Ev 293.2

Obreros para la zona del sur—Trabajen los misioneros sosegadamente tanto en favor de los blancos como de la gente de color en el Sur. Deben trabajar de modo que puedan ayudar a los más necesitados, a los que están rodeados por influencias engañosas. Muchos de ellos se hallan bajo el control de quienes pueden excitar las pasiones más bajas del corazón humano. Los sacerdotes y los dirigentes de los días de Cristo trabajaron con éxito para excitar las pasiones de la turba, porque sus integrantes eran ignorantes y habían puesto su confianza en el hombre. Así fue como fueron inducidos a denunciar y rechazar a Cristo y a elegir a un ladrón y asesino en su lugar. La obra en el Sur debe hacerse sin ruido ni ostentación. Los misioneros que están verdaderamente convertidos y que sienten la responsabilidad de la obra, busquen sabiduría de parte de Dios y con todo el tacto de que sean capaces vayan a trabajar en este campo. Los misioneros médicos pueden encontrar un campo de trabajo donde aliviar la aflicción de quienes están aquejados por dolencias corporales. Deberían contar con recursos para vestir a los desnudos y alimentar a los hambrientos. La obra de beneficencia cristiana producirá mayor beneficio que la predicación de sermones... Sean los obreros semejantes a Cristo, para que por precepto y ejemplo ejerzan una influencia elevadora. Provéanse de las lecciones más adecuadas y sencillas de la vida de Cristo para presentarlas a la gente. No deben espaciarse sobre puntos doctrinales, o sobre características de nuestra fe que pueden parecer extrañas y nuevas; pero en cambio presenten los sufrimientos y el sacrificio de Cristo; pongan de relieve su justicia y manifiesten su gracia; den a conocer su pureza y santidad de carácter. Los obreros que trabajen en los campos del sur necesitarán enseñar a la gente línea sobre línea y precepto sobre precepto, un poquito aquí y otro poquito allí.—The Review and Herald, 24 de diciembre de 1895. Ev 293.3

Hay que animar a los obreros de las ciudades del sur—El Señor ha estado obrando. Hermanos míos, en lugar de criticar lo que se ha hecho, ahorrad vuestras palabras para las grandes ciudades que aún no han sido trabajadas, tales como Nueva Orleans, Menfis y San Luis. Id a esos lugares y trabajad por la gente, pero no pronunciéis palabras de censura concernientes a quienes han procurado con tanto empeño hacer todo lo posible para promover la obra. Algunas veces esos obreros estaban casi desanimados, pero nosotros continuamos orando por ellos. A cualquier lugar donde iba, yo pedía las oraciones del pueblo de Dios en favor de ellos.—The Review and Herald, 25 de mayo de 1905. Ev 294.1

Filadelfia, Nueva Orleans y San Luis—Ud. habla de la obra que debería realizarse en los Estados Unidos, pero que no se ha hecho. Yo quisiera hablar de estos campos descuidados tal como se me ha presentado este asunto. Quiero hablar no tan sólo en favor de los campos del sur, sino en favor de las grandes ciudades, que al haber sido descuidadas y al no haber sido amonestadas constituyen una condenación para nuestro pueblo, cuyos miembros pretenden ser misioneros del Maestro... Ev 294.2

Sobre nosotros pesa el reproche de Dios debido a que las ciudades populosas que están a nuestro alcance no han sido trabajadas ni amonestadas. Una terrible acusación de descuido ha sido formulada contra quienes han estado durante tanto tiempo en la obra, aquí mismo en los Estados Unidos, y que sin embargo no han entrado en las grandes ciudades. ¿Qué se ha hecho en Filadelfia, en Nueva Orleans, en San Luis y en otras ciudades que yo podría nombrar? No hemos hecho demasiado por los campos misioneros extranjeros, pero no hemos hecho nada comparativamente por las ciudades populosas que están a nuestras mismas puertas.—Carta 187, 1905. Ev 294.3