El Evangelismo

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Responsabilidad de los miembros hacia los nuevos conversos

Hay que ayudarles pacientemente—Hay que tratar con paciencia y ternura a los recién llegados a la fe, y los miembros más antiguos de la iglesia tienen el deber de encontrar la forma de proporcionar ayuda, simpatía e instrucción para los que han salido de otras iglesias por amor a la verdad, y que en esta forma se han separado de la obra pastoral a la que habían estado acostumbrados. La iglesia tiene la responsabilidad de asistir a esas almas que han ido en pos de los primeros rayos de luz recibidos; y si los miembros de la iglesia descuidan este deber serán infieles al cometido que Dios les ha dado.—The Review and Herald, 28 de abril de 1896. Ev 258.1

Atención vigilante y estímulo—Después que las personas se han convertido a la verdad, es necesario cuidarlas. El celo de muchos ministros parece cesar tan pronto como cierta medida de éxito acompaña sus esfuerzos. No se dan cuenta de que muchos recién convertidos necesitan cuidados, atención vigilante, ayuda y estímulo. No se los debe dejar solos, a merced de las más poderosas tentaciones de Satanás; necesitan ser educados con respecto a sus deberes; hay que tratarlos bondadosamente, conducirlos, visitarlos y orar con ellos. Estas almas necesitan el alimento asignado a cada uno a su debido tiempo. Ev 258.2

No es extraño que algunos se desanimen, se demoren en el camino y sean devorados por los lobos. Satanás persigue a todos. Envía a sus agentes para reintegrar a sus filas a las almas que perdió. Debe haber más padres y madres que reciban en su corazón a estos niños en la verdad, y los estimulen y oren por ellos, para que su fe no se confunda. Ev 258.3

La predicación es una pequeña parte de la obra que ha de ser hecha por la salvación de las almas. El Espíritu de Dios convence a los pecadores de la verdad, y los pone en los brazos de la iglesia. Los predicadores pueden hacer su parte, pero no pueden nunca realizar la obra que la iglesia debe hacer. Dios requiere que su iglesia cuide de aquellos que son jóvenes en la fe y experiencia, que vaya a ellos, no con el propósito de chismear con ellos, sino para orar, para hablarles palabras que sean “como manzanas de oro en canastillos de plata”. Proverbios 25:11. Ev 258.4

Todos necesitamos estudiar el carácter y los modales para saber tratar juiciosamente con los diferentes intelectos, para poder emplear nuestros mejores esfuerzos en ayudarles a comprender correctamente la Palabra de Dios, y a vivir una verdadera vida cristiana. Debemos leer la Biblia con ellos, y desviar su mente de las cosas temporales y dirigirla a sus intereses eternos. Es el deber de los hijos de Dios ser sus misioneros, y llegar a relacionarse con aquellos que necesitan ayuda. Si uno está tambaleando bajo la tentación, su caso debe ser considerado cuidadosamente y tratado sabiamente; porque su interés eterno está en juego y las palabras y los hechos de aquellos que trabajan por él pueden ser un sabor de vida para vida o de muerte para muerte.—Joyas de los Testimonios 1:455, 456 (1876). Ev 258.5

El plan de custodia—Todos somos miembros de una sola familia en Cristo. Dios es nuestro Padre y espera que nos interesemos en los miembros de su familia; pero no desea que manifestemos un interés casual, sino un interés decidido y continuo. Como pámpanos de la cepa madre, obtenemos nuestra alimentación de la misma fuente, y por la obediencia voluntaria llegamos a obtener la unidad con Cristo. Ev 259.1

Si un miembro de la familia de Cristo cae en tentación, los demás deben velar por él con bondadoso interés, para detener los pies que empiezan a descarriarse por senderos falsos y para ganarlo a una vida pura y santa. Dios requiere que cada miembro de su iglesia realice este servicio... Los miembros de la familia de Dios deben obrar con sabiduría y velar; deben hacer todo lo posible para salvar a sus hermanos más débiles de las redes ocultas de Satanás. Ev 259.2

Esto también es obra misionera, y ayuda tanto a los que la realizan como a las personas por quienes se hace. El bondadoso interés que manifestamos en el círculo del hogar, las palabras de simpatía que hablamos a nuestros hermanos y hermanas nos preparan para trabajar por los miembros de la casa del Señor, con quienes, si permanecemos leales a Cristo, viviremos durante la eternidad. Cristo dice: “Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida”. Apocalipsis 2:10. Puesto que esto es así, ¡con cuánto cuidado deberían los miembros de la familia del Señor velar por sus hermanos y hermanas! Haceos amigos de ellos. Si son pobres y necesitan alimento y vestido, atended sus necesidades temporales tal como lo hacéis con sus necesidades espirituales. En esta forma seréis una doble bendición para ellos.—Manuscrito 63, 1898. Ev 259.3