El Ministerio de Publicaciones
Capítulo 32—Promoción de la venta de libros
Propósito divino para los libros—La obra de publicaciones es una obra importante y buena; pero no siempre ha ocupado la santa posición que Dios le ha reservado; eso se debe a que el yo ha sido entretejido con la obra de algunos que se han dedicado a ella. La obra de publicar libros debiera ser el medio de presentar rápidamente la verdad presente al mundo. Las publicaciones que salen de nuestras prensas en la actualidad debieran ser de tal naturaleza que fortalezcan cada clavija y cada columna de nuestra fe, que fue establecida por la palabra de Dios y la revelación de su Espíritu. MPu 373.1
La verdad que Dios ha dado a sus hijos en estos últimos días, debiera mantenerlos firmes cuando llegan a la iglesia personas que presentan falsas teorías. La verdad que ha permanecido firme contra los ataques del enemigo durante más de medio siglo, todavía debe ser la confianza y el consuelo del pueblo de Dios. MPu 373.2
La evidencia que presentamos ante los incrédulos de que poseemos la verdad de la palabra de Dios, la expondremos en una vida de estricta abnegación. No debemos convertir nuestra fe en objeto de burla, sino que debemos mantener siempre ante nosotros el ejemplo de Aquel que, aunque era el Príncipe del cielo, se humilló para vivir una vida de abnegación y sacrificio a fin de vindicar la justicia de la palabra de su Padre. Que cada uno resuelva hacer todo lo posible para que la luz de sus buenas obras brille en el mundo.—Testimonies for the Church 9:69, 70. MPu 373.3
Los ministros deben instruir a los miembros en la obra de las publicaciones—Nuestros ministros no deben dedicar todas sus facultades a predicar discursos, dejando que la obra termine allí. Deben instruir a los miembros de la iglesia acerca de cómo abordar y desempeñar este ramo de la obra [obra misionera por correspondencia], que es para nuestras sociedades misioneras y de publicaciones como una rueda dentro de otra rueda. El movimiento de esta rueda interna mantiene en acción saludable y poderosa la rueda externa. Si esta rueda interna cesa en su acción, el resultado podrá verse en una vida y en una actividad disminuidas en la sociedad misionera y de publicaciones.—Servicio Cristiano Eficaz, 164. MPu 373.4
Los ministros deben ayudar a vender libros—La debida circulación y distribución de nuestras publicaciones es uno de los ramos más importantes de la obra actual. Sin esto, es muy poco lo que se puede hacer. Nuestros ministros pueden hacer más en esta obra que cualquier otra clase de personas. Es verdad que hace pocos años muchos de nuestros predicadores estaban exagerando el asunto de la venta de libros. Algunos de ellos aumentaban sus existencias de libros para la venta, no sólo publicaciones de escaso valor real, sino además otras mercaderías igualmente sin valor. MPu 374.1
Pero algunos de nuestros ministros ahora han llevado a un extremo lo que yo dije en el Testimonio No 2 acerca de la venta de nuestras publicaciones. Un ministro que trabajaba en el Estado de Nueva York, sobre quien las cargas de la obra no pesaban demasiado, que había actuado como vendedor de libros y que tenía en existencia una variedad de publicaciones, decidió no seguir vendiendo. De modo que escribió a la casa editora diciendo que esas publicaciones corrían ahora por cuenta de ellos. Esto es incorrecto. A continuación presento un extracto del Testimonio No. 2: MPu 374.2
“La responsabilidad de vender nuestras publicaciones no debiera descansar sobre los ministros que trabajan con la palabra y la doctrina. Su tiempo y sus fuerzas debieran mantenerse en reserva, para que sus esfuerzos resulten productivos en una serie de reuniones. No debiera usarse su tiempo ni sus fuerzas para la venta de nuestros libros, cuando éstos pueden ser presentados debidamente ante el público por los que no tienen la responsabilidad de predicar la palabra. Cuando el ministro comienza a trabajar en nuevos campos puede ser necesario que lleve consigo publicaciones para vender a la gente, y también en otras circunstancias puede ser necesario que se ocupe en la venta de libros y que realice algunos negocios para la casa editora Pero este trabajo debe evitarse toda vez que pueda ser realizado por otros obreros”. MPu 374.3
La primera porción de este extracto es calificada por la última parte. Para ser un poco más definida, mi idea es que ministros como los pastores Andrews, Waggoner, White y Loughborough, que se ocupan de la supervisión de la obra, ya tienen suficientes preocupaciones, responsabilidades y trabajo adicionales, de modo que no debieran añadir la obligación de vender nuestras publicaciones, especialmente en las reuniones en carpas y durante los congresos de la Asociación General. Presentamos estos conceptos para corregir a los que en esas reuniones descendían de la dignidad de su obra para dedicarse a extender delante de la gente mercancías que no tenían ninguna relación con la obra. MPu 375.1
Nuestros pastores que disfrutan de buena salud pueden, con la mayor naturalidad, dedicarse, en momentos oportunos, a la venta de nuestras publicaciones. La venta y la circulación de obras como las que recientemente han llamado la atención de nuestro pueblo, exigen esfuerzos vigorosos. Durante las cuatro semanas que duró nuestro viaje por los condados de Gratiot, Saginaw y Tuscola, mi esposo vendió y obsequió a los pobres, publicaciones por valor de cuatrocientos dólares. Primero presentó la importancia de los libros ante la gente; luego estuvieron listos a adquirirlos con tanta rapidez como él y sus ayudantes podían entregárselos.—Testimonies for the Church 1:687-689. MPu 375.2
Hay que poner énfasis en los libros con el mensaje—En la noche del 2 de marzo de 1907, muchas cosas me fueron reveladas en cuanto al valor de nuestras publicaciones que contienen la verdad presente, y la poca diligencia de nuestros hermanos y hermanas para asegurarles una amplia difusión. MPu 375.3
Se me mostró en repetidas ocasiones que nuestras prensas debieran estar continuamente ocupadas en publicar la luz de la verdad. El tiempo actual es un tiempo de tinieblas espirituales para la iglesia del mundo. La ignorancia de las cosas divinas ha encubierto a Dios y la verdad de la vista de los hombres. Las fuerzas del mal se congregan y fortalecen. Satanás promete a sus asociados que hará una obra que seducirá al mundo entero. Mientras que la actividad de la iglesia es sólo limitada, Satanás y sus ejércitos están desplegando una actividad intensa. Las iglesias pseudocristianas están muy lejos de haber convertido al mundo, pues ellas mismas se han dejado corromper por el egoísmo y el orgullo; y necesitan experimentar el poder regenerador de Dios en su seno antes de poder guiar a otros hacia un ideal más elevado y más puro. MPu 376.1
Pasé la tarde del día 2 de marzo con el Hno. S. N. Haskell y su esposa, hablando de la obra que se está haciendo en Oakland y de su proyecto de ir a pasar algún tiempo en South Lancaster. Después de esta visita, me sentí cansada y me fui a acostar temprano. Padecía de reumatismo en el costado izquierdo y no podía encontrar descanso. Daba vueltas en la cama, buscando una posición que me hiciese sufrir menos. Experimentaba en el corazón un dolor que no me auguraba nada bueno. Por fin pude dormir. MPu 376.2
Hacia las nueve y media de la noche procuré darme vuelta y comprobé que todo dolor había desaparecido. Al darme vuelta de un lado a otro y al mover las manos, experimentaba una agilidad y libertad extraordinarias, indescriptibles. El cuarto estaba inundado de luz, una luz maravillosa, suave, azulada; me parecía estar en los brazos de seres celestiales. MPu 376.3
Había ya disfrutado en el pasado de esta luz especial en momentos particularmente bendecidos; pero esta vez era más evidente, más impresionante, y sentía una paz tan perfecta y abundante que las palabras me faltan para expresarla. Me senté y me vi rodeada por una nube brillante, blanca como la nieve, cuyos bordes tenían un pronunciado color rosado. La música más arrobadora llenaba el aire y reconocí en ella el canto de los ángeles. Luego una voz me dijo: “No temas; yo soy tu Salvador. Los santos ángeles te rodean”. MPu 376.4
“¡Es el cielo!—dije—, y ahora puedo descansar. Ya no tendré que dar ningún mensaje ni habré de soportar que éstos sean interpretados torcidamente. Todo va a ser fácil y voy a disfrutar de paz y descanso. ¡Oh, cuánta paz inefable llena mi alma! ¿Es esto verdaderamente el cielo? ¿Soy de veras hija de Dios? ¿Disfrutaré para siempre de esta paz?” MPu 377.1
La voz replicó: “Tu obra no ha terminado aún”. MPu 377.2
Volví a dormirme, y cuando desperté oí la música y tuve deseos de cantar. Entonces alguien pasó cerca de mi puerta, y me pregunté si habría visto la luz. La luz se disipó después de un tiempo, pero la paz permaneció. MPu 377.3
Un poco más tarde, nuevamente me dormí y me pareció estar en una junta en la que se estudiaba nuestra obra de publicaciones. Varios de los dirigentes estaban presentes, y también el Hno. Haskell y su esposa consultaban con los demás respecto a la difusión de nuestros libros, folletos y revistas. MPu 377.4
El Hno. Haskell presentaba poderosos argumentos para que se diese una difusión más intensa a los libros que contienen el conocimiento que fuera comunicado a la Hna. White, libros que contienen el mensaje especial que el mundo necesita hoy. Decía: “¿Por qué nuestras iglesias no aprecian más ni reparten con mayor profusión libros que son divinamente aprobados? ¿Por qué no se presta atención especial a las obras que contienen advertencias relativas a la obra de Satanás? ¿Por qué no se da mayor circulación a los libros que muestran cómo Satanás se esfuerza por contrarrestar la obra de Dios, y que descubren sus planes y seducciones? Los males morales de esas seducciones deben ser eliminados abriendo los ojos de la gente, para que discierna la situación y los peligros actuales, y haga esfuerzos diligentes para aferrarse por fe de Cristo y su justicia”. MPu 377.5
Un mensajero celestial estaba en nuestro medio y pronunció palabras de advertencia e instrucción. Nos hizo comprender con toda claridad que el Evangelio del reino es el mensaje por cuya falta el mundo perece, y que este mensaje contenido en nuestras publicaciones actuales, y en aquellas que se publicarán en el futuro, debería circular entre la gente de cerca y lejos.—Testimonies for the Church 9:65-67. MPu 377.6
La circulación de publicaciones sobre salud es importante—La circulación de nuestras publicaciones sobre salud es una de las obras más importantes. Es una obra en la cual todos los que creen en las verdades especiales para este tiempo debieran tener un vivo interés. Dios desea que ahora, como nunca antes, la mente de la gente sea conmovida profundamente para investigar la importante cuestión de la temperancia y los principios que fundamentan la verdadera reforma higiénica. MPu 378.1
La religión y la salud—La verdadera religión y las leyes de la salud van de la mano. Es imposible trabajar por la salvación de los hombres y mujeres sin presentarles la necesidad de romper con sus pecaminosas complacencias, que destruyen la salud, rebajan el alma, e impiden que la verdad divina impresione la mente.—El Colportor Evangélico, 140. MPu 378.2
Debe existir una perfecta unidad entre los obreros que trabajan con los libros que han de inundar al mundo con la luz. Dondequiera se realice la obra del colportaje entre nuestros hermanos, deben presentarse tanto los libros de salud como los religiosos juntos, como partes de una obra unida. La relación de los libros religiosos y los de salud me ha sido presentada como ilustrada por la unión de la trama y la urdimbre que forman un hermoso diseño de una pieza perfecta. MPu 378.3
En lo pasado los libros de salud no se han utilizado con el interés que su importancia demanda. Aun cuando han sido altamente apreciados por una clase numerosa, muchos no han creído que es esencial que vayan al mundo. Pero, ¿qué cosa puede ser una preparación mejor para la venida del Señor y para la recepción de otras verdades esenciales para preparar a un pueblo para su venida, que despertar a las personas para que vean los males de esta época e impulsarlas a una reforma de sus hábitos insalubres y de complacencia propia? ¿No necesita el mundo que se lo despierte al tema de la reforma pro salud? ¿No necesita la gente las verdades presentadas en los libros sobre la salud? Debe manifestarse un sentimiento diferente del que hasta ahora ha prevalecido con respecto a estas obras en muchos de nuestros colportores que están en el campo.—El Colportor Evangélico, 145. MPu 378.4
Abrid sucursales en las ciudades—¿Por qué, hermanos, continuáis manteniendo tantas empresas en Battle Creek? ¿Por qué no escucháis los consejos y las advertencias dados concernientes a este asunto? ¿Por qué no adoptáis las medidas necesarias para establecer centros de influencia en muchas de las grandes ciudades? ¿Por qué no animáis a la Sociedad de Folletos de Míchigan y a la Sociedad Internacional de Folletos para que establezcan sus sucursales en ciudades en las que hay mucha obra misionera que se debe llevar a cabo, y donde sus secretarios y otros obreros pueden dedicarse personalmente a la obra misionera, obrando como dirigentes en empresas importantes? Entrad en acción, hermanos; os insto a que os pongáis en acción. Preparad a vuestros obreros para que trabajen por los que están fuera del campamento. ¿Por qué ocultáis vuestra luz al continuar en Battle Creek? Salid, hermanos; salid a otras regiones. MPu 379.1
Hay mucho trabajo que se debe realizar, y nuestros obreros experimentados debieran esforzarse por colocarse donde pueden estar en contacto directo con las personas que necesitan ayuda. Es muy poco lo que pueden hacer en Battle Creek. ¿Es correcto, hermanos, que mantengáis oculta vuestra luz debajo de una caja o de la cama? ¿Acaso no es mejor que hagáis lo que el Señor ha dicho claramente que debéis hacer? Decidid ahora que pondréis de lado vuestras preferencias, vuestros métodos, y que obedeceréis su voz. Buscad al Señor con sinceridad y con oración humilde y fervorosa para pedir sabiduría y éxito en vuestras empresas.—Testimonies for the Church 8:76. MPu 379.2
Todos los miembros deben apoyar la obra de publicaciones—El Señor ha mostrado el error de muchos al esperar que sólo los que tienen propiedades sostengan la publicación del periódico y de los folletos. Todos deben desempeñar su parte. Los que tienen fuerza para trabajar con las manos, y ganan recursos con que ayudar a sostener la causa, son tan responsables por ello como lo son otros por sus propiedades. Cada hijo de Dios que profesa creer la verdad presente, debe ser celoso para desempeñar su parte en esta causa.—Primeros Escritos, 95. MPu 380.1
Venta de libros en los congresos campestres—Después de eso nos encontrábamos en reuniones campestres y con grandes congregaciones en nuestras iglesias donde los ministros presentaban claramente los peligros de los tiempos en que vivimos, y la gran importancia de apresurar la circulación de nuestras publicaciones. En respuesta a estas exhortaciones, los miembros se adelantaron y compraron numerosos libros. Algunos tomaron unos pocos y otros adquirieron muchos. La mayor parte pagó por los libros adquiridos. Unos pocos hicieron arreglos para pagar más tarde. MPu 380.2
Siendo que los libros se vendían a bajo precio, algunos a precios especiales según la ocasión, eran adquiridos en grandes cantidades; algunos por personas que no eran de nuestra fe. Dijeron: “Estos libros deben contener mensajes para nosotros. Estas personas están dispuestas a realizar sacrificios a fin de que podamos tenerlos, de modo que los adquiriremos para nosotros y nuestros amigos”. MPu 380.3
Pero algunos de nuestros miembros se mostraron descontentos. Uno de ellos dijo: “Hay que detener esto, porque si no se hace, nuestro negocio se echarará a perder”. Mientras un miembro se alejaba con una cantidad de libros en sus brazos, un colportor le puso una mano en el hombro y le dijo: “Hermano, ¿qué hace usted con tantos libros?” Luego escuché la voz de nuestro Consejero que decía: “No se lo prohibáis. Esta es una obra que debe realizarse. El fin está cerca. Ya se ha perdido mucho tiempo, cuando estos libros debieran haber estado circulando. Vendedlos en lugares cercanos y lejanos. Distribuidlos como las hojas del otoño. Esta obra debe continuar sin la interferencia de nadie. Las almas perecen sin Cristo. Dejad que sean advertidas de su próxima venida en las nubes de los cielos”. MPu 380.4
Vi que algunos obreros estaban deprimidos. Uno lloraba mientras decía: “Estos están cometiendo una injusticia con la obra de publicaciones al comprar los libros a un precio tan bajo; además, esto nos está privando de una parte de los ingresos que debieran sostener nuestra obra”. La Voz replicó: “No estáis experimentando ninguna pérdida. Estos obreros que adquieren los libros a precio reducido no hubieran podido obtenerlos si no hubiera sido por este así llamado sacrificio. Muchos compran ahora para sus amigos y para ellos mismos, que de otro modo no hubieran pensado en comprar”.—Testimonies for the Church 9:71-73. MPu 381.1
Un método mejor que solicitar dinero públicamente—Se me ha revelado que la práctica de solicitar dinero con urgencia en nuestros congresos campestres no ha producido buenos resultados. Se ha insistido demasiado en este asunto. Muchas personas de recursos no habrían dado nada si sus corazones no se hubieran ablandado y enternecido debido a la influencia de los testimonios que les fueron presentados. Pero los que son pobres han sido profundamente afectados, y en la sinceridad de sus almas, han prometido dinero que anhelaban dar, pero que no pudieron pagar. En la mayor parte de los casos los pedidos urgentes de recursos han dejado una impresión equivocada sobre algunas mentes. Algunos han pensado que el dinero era la preocupación principal de nuestro mensaje. Muchos han vuelto a sus hogares bendecidos porque habían dado para la causa de Dios. Pero hay métodos mejores para reunir fondos: por medio de ofrendas voluntarias, en vez de hacer pedidos urgentes en las reuniones a las cuales asiste mucha gente. Si todos participan en el plan de la dadivosidad sistemática, y si nuestros obreros de la Sociedad Misionera de Folletos son fieles en su lugar de trabajo, la tesorería contará con abundantes recursos sin necesidad de hacer pedidos urgentes en las reuniones importantes.—Testimonies for the Church 3:510. MPu 381.2
Sembrando junto a todas las aguas—Nuestros impresos han de ser distribuidos por doquiera. La verdad ha de sembrarse sobre todas las aguas; porque no sabemos cuál ha de prosperar, si esto o lo otro. En nuestro juicio falible podemos pensar que es desacertado dar publicaciones precisamente a las personas que aceptarían la verdad más prestamente. No sabemos cuáles pueden ser los buenos resultados de dar un folleto que contiene la verdad presente.—Servicio Cristiano Eficaz, 191, 192. MPu 382.1
Libros obsequiados a los dirigentes comunitarios—Obsequié al alcalde el ejemplar mejor encuadernado de El Deseado de todas las gentes. Y los tres hermanos Kerr tienen cada uno un libro mío diferente, de modo que pueden intercambiarlos; también he colocado mis obras en manos de otras personas. Creo que ésta es la mejor forma como pude dejar con ellos la luz que Dios me ha dado. He hecho todo esto bajo la dirección de Dios. Esta clase de obsequios está haciendo brillar la luz en muchas familias, y el mensaje está resultando de interés para todos sus miembros.—Carta 218, 1899. MPu 382.2
Obsequiad libros a las instituciones—Podemos usar ejemplares de tamaño reducido de Lecturas para el sábado y otras obras con mucho provecho en orfanatos y en muchos otros lugares donde estos libritos serán muy apreciados. Podemos usar algunos de ellos en el Hogar del Veterano, en Yountville [California], donde varios cientos de veteranos están asilados en grandes edificios del gobierno... MPu 382.3
Estamos enviando revistas a estos ex combatientes, y hemos colocado en su biblioteca ejemplares de mi obra Palabras de vida del gran Maestro y otros libros grandes escritos por mí... MPu 382.4
Deseamos mantener libros y revistas en circulación entre estos soldados. Les ruego que nos presten toda la ayuda que puedan en esta empresa y que reúnan libros y revistas repletos con la verdad bíblica para que ellos los lean.—Carta 96, 1903. MPu 383.1
Libros para hospitales, hogares de ancianos y orfanatos—Le ruego que averigüe lo que se necesita en la biblioteca para los pacientes, y que compre por mi cuenta los libros necesarios, ya que deseo obsequiarlos al sanatorio. Quisiera que estos libros para la biblioteca de los pacientes estén en el mejor edificio. Además, averigüe si hay una colección de mis libros en la biblioteca de los auxiliares. Si no la hay, le ruego que compre una para ellos. No es necesario que la encuadernación de esta colección sea la más cara. Utilice su propio criterio en este asunto. MPu 383.2
También quisiera que investigue si en el hogar de ancianos y en el orfanato hay colecciones de mis libros. Si no las hay, tenga la bondad de comprar para ellos lo que se necesite, incluyendo los libros de tamaño grande y los de tamaño reducido. Deseo regalar estas obras a esos lugares necesitados.—Carta 96, 1903. MPu 383.3
Libros como regalos de Navidad—Mientras insto a todos a cumplir con el deber de llevar en primer lugar sus ofrendas a Dios, no condeno la práctica de hacer obsequios en Navidad y Año Nuevo a nuestros amigos. Es correcto darnos unos a otros muestras de amor y aprecio si al hacerlo no olvidamos a Dios, nuestro mejor Amigo. Debemos cuidar que nuestros obsequios sean de beneficio real para el que los recibe. Recomiendo los libros que serían una ayuda para comprender la Palabra de Dios, o que aumentarían nuestro amor por sus preceptos. Proveed algo adecuado para leer durante las largas noches invernales. Para quienes puedan conseguirla, la Historia de la Reforma, de D’Aubigné será interesante y provechosa. De esta obra podemos obtener conocimiento de los logros del pasado en la gran obra de la Reforma. Podemos ver cómo Dios derramó luz en las mentes de quienes investigaban su Palabra, cuánto sufrimiento estaban dispuestos a soportar por amor a la verdad los hombres elegidos y enviados por él, y cuán difícil es para las grandes masas humanas renunciar a sus errores, recibir y obedecer las enseñanzas de las Escrituras. Durante las noches de invierno, cuando nuestros hijos eran menores, leíamos libros de historia con el mayor interés. Convertimos en una práctica la lectura de libros interesantes en el círculo familiar, juntamente con la Biblia; nuestros hijos siempre se sintieron felices con esta forma de entretenimiento. Así previnimos el inquietante deseo de salir a la calle para juntarse con sus compañeros; y al mismo tiempo cultivaron el gusto por la lectura seria.—The Review and Herald, 26 de diciembre de 1882. MPu 383.4