El Ministerio de la Bondad

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El ministerio de la bondad

Prefacio a esta edición castellana

Al Publicar en castellano la obra Welfare Ministry, estamos llenando una necesidad profundamente sentida. La importante obra de ayudar a nuestros prójimos es la prueba palpable del cristianismo que nos anima. Una mera profesión de fe jamás podrá suplantarla. Debido a esa importancia, nuestras abnegadas hermanas que, de un modo muy especial, dedican tiempo y energías en las sociedades Dorcas de beneficencia, necesitan una orientación general en cuanto a los principios rectores de su obra. Indudablemente, El Ministerio de la Bondad les será de una ayuda de valor inapreciable. MB 9.1

Es necesario efectuar algunas aclaraciones. Una de ellas, de carácter general, es que se deben tomar en cuenta dos hechos. El primero de ellos es que los manuscritos, cartas, artículos para revistas, citas de libros y otros elementos que se han recopilado para formar este libro fueron escritos hace varias décadas (los hay de unos cien años de antigüedad). Eso explica la mención de sumas de dinero que podrían parecernos insignificantes hoy, pero que en aquel entonces representaban muchísimo más de lo que significan ahora. También es imprescindible recordar que las citas recopiladas fueron escritas mayormente en Estados Unidos y en Australia. Por eso, de un modo especial en el apéndice, se mencionan dólares y libras, monedas que son extranjeras para nosotros. Al leer estas líneas, pensemos en nuestras propias oportunidades de hacer el bien. MB 9.2

Por cierto, los principios eternos de amor al prójimo y de la buena disposición para socorrer adecuadamente al desvalido, no reconocen fronteras ni pueden envejecer. MB 9.3

Debemos aclarar que la expresión “obra médico-misionera” que figura varias veces en el texto implica las tareas de buena voluntad que muchos pueden desempeñar al ayudar a los enfermos. Sus alcances son muy amplios: van desde la atención médica que sólo puede esperarse de un profesional egresado de una facultad de medicina; los tratamientos que pueda suministrar un enfermero especializado; hasta la ayuda menos técnica y mucho más limitada que pueda prodigar cualquiera que tenga la voluntad de hacer algo por sus prójimos dolientes, aunque no haya recibido una preparación específica para atender a los enfermos. MB 10.1

Esto no significa que la autora de este libro estimule forma alguna de “curanderismo”. Debemos ser muy cuidadosos cuando se trata de dar consejos relativos a la salud y, más todavía, cuando nos sintamos inclinados a atender directamente a alguien que requiera atención médica. Si bien es cierto que no debemos ser tardos en socorrer a nuestros prójimos, no es menos cierto que hay muchísimos casos cuando no deberemos suministrar medicinas que sólo corresponden a un facultativo. MB 10.2

Deseamos a este libro una amplia difusión, pues son muy grandes sus méritos y su utilidad puede ser muy vasta. Quiera Dios bendecir su circulación y la aplicación de sus consejos e instrucciones que emanaron de una pluma inspirada. MB 10.3

Los Editores