Ser Semejante a Jesús

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La obediencia parcial no es aceptable, 29 de febrero

No haréis como todo lo que hacemos nosotros aquí ahora, cada uno lo que bien le parece. Deuteronomio 12:8. SSJ 66.1

En Gilgal, Saúl había aparentado ser muy concienzudo, cuando ante el ejército de Israel ofreció un sacrificio a Dios. Pero su piedad no era genuina. Un servicio religioso realizado en oposición directa al mandamiento de Dios, sólo sirvió para debilitar las manos de Saúl y lo colocó en una posición tal que no podía recibir la ayuda que Dios tanto quería otorgarle. SSJ 66.2

En la expedición contra Amalec, Saúl creyó que había hecho cuanto era esencial entre todo lo que el Señor le había mandado; pero al Señor no le agradó la obediencia parcial, ni quiso pasar por alto lo que se había descuidado por un motivo tan plausible. SSJ 66.3

Dios no ha dado a los hombres y a las mujeres la libertad de apartarse de sus mandamientos... Al decidir sobre cualquier camino a seguir, no hemos de preguntarnos si es previsible que de él resultará algún daño, sino más bien si está de acuerdo con la voluntad de Dios. “Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte”. Proverbios 14:12. SSJ 66.4

“El obedecer es mejor que los sacrificios”. 1 Samuel 15:22. Las ofrendas de los sacrificios no tenían en sí mismas valor alguno a los ojos de Dios. Estaban destinadas a expresar, por parte del que las ofrecía, arrepentimiento del pecado y fe en Cristo, y a prometer obediencia futura a la ley de Dios. Pero sin arrepentimiento, ni fe ni un corazón obediente, las ofrendas no tenían valor. Cuando, violando directamente el mandamiento de Dios, Saúl se propuso presentar en sacrificio lo que Dios había dispuesto que fuese destruido, despreció abiertamente la autoridad divina. El sacrificio hubiera sido un insulto para el Cielo. SSJ 66.5

No obstante conocer el relato del pecado de Saúl y sus resultados, ¿cuántos siguen una conducta parecida? Mientras se niegan a creer y obedecer algún mandamiento del Señor, perseveran en ofrecer a Dios sus servicios religiosos formales. No responde el Espíritu de Dios a tal servicio. Por celosos que sean los hombres y las mujeres en su observancia de las ceremonias religiosas, el Señor no las puede aceptar si ellos persisten en violar deliberadamente uno de sus mandamientos.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 687, 688. SSJ 66.6