Reflejemos a Jesús

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Aguardar, velar y orar, 15 de abril

Aguarda a Jehová; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera a Jehová. Salmos 27:14. RJ 111.1

Aguarden en Jehová; y lo repito: Aguarden en el Señor. Podemos pedir a los agentes humanos y no recibir. Podemos pedir a Dios y El dice: “Recibirás”. En consecuencia, saben a quién acudir, saben en quién confiar. No deben confiar en el hombre o poner a la carne por su brazo. Descansen tan completamente como quieran sobre el Poderoso que ha dicho: “¿Forzará alguien mi fortaleza? Haga conmigo paz; sí, haga paz conmigo”. Isaías 27:5. Entonces, aguarden y velen y oren manteniendo su rostro constantemente vuelto hacia el Sol de justicia. RJ 111.2

Permitan que los brillantes rayos del rostro de Jesús resplandezcan en sus corazones, y resplandezcan sobre otros a través de ustedes. “Ustedes son la luz de este mundo... Del mismo modo, procuren ustedes que su luz brille delante de la gente, para que, viendo el bien que ustedes hacen, todos alaben a su Padre que está en el. cielo”Mateo 5:14-16 (DHH). Debemos presentar a Cristo delante de la gente... RJ 111.3

En tanto dependan del ser humano para obtener aprecio y apoyo, se chasquearán completamente. El ánimo y el sustento no provendrán de los mejores hombres. El Señor tiene una lección para enseñarles: depender solamente de El, porque El es su Redentor. Ustedes son su propiedad, por creación y por redención. El camino del Señor ha de ser escogido, la voluntad del Señor ha de ser la voluntad de ustedes... RJ 111.4

El Santo nos ha dado reglas para la conducción de todos. Estas reglas constituyen la norma de la cual no puede haber separación. Los principios de la santidad todavía tienen que ser aprendidos diariamente, y entonces la voluntad de Dios llegará a ser soberana. Ustedes pueden confiar en Dios, con Dios ustedes pueden hacer una guerra agresiva, presentando la verdad como lo hacía Jesús. RJ 111.5

No se sientan en absoluto avergonzados porque su corazón es suavizado bajo la acción del Espíritu Santo. Cuando Jesús golpee pidiendo la entrada, dejen que entre y entonces aprécienlo, regoncíjense de corazón, estimulen una gratitud constante, pues mientras ustedes sentían que no había brazo que salvara, su brazo trajo la salvación, su amor se manifestó a ustedes. Entonces, cuando en la plenitud gozosa de ese amor ustedes presenten a Jesús a otros, el Espíritu Santo estará obrando por intermedio de ustedes... para bendecir a otros... Es el privilegio de cada uno que recibe el Espíritu de verdad representar la verdad en su sencillez, alcanzar los corazones de las almas trémulas y perplejas que están realmente aturdidas... El sabe cómo aplicar el bálsamo... RJ 111.6

Confíen enteramente en Dios. Oren, oren, oren, oren con fe. Confíen entonces la protección de su alma a Dios. La mantendrá junto a sí hasta aquel día... Confíen plena y abiertamente en Dios.—Carta 126, 1895. RJ 111.7