La Fe por la Cual Vivo

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Unión con lo divino, 17 de enero

Por las cuales nos son dadas preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas fueseis hechos participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que está en el mundo por concupiscencia. 2 Pedro 1:4. FV 25.1

“El Salvador llevó sobre sí mismo las enfermedades de la humanidad, y vivió una vida sin pecado para que los hombres no teman ser vencidos a causa de la flaqueza de la naturaleza humana.”—El Ministerio de Curación, 171. FV 25.2

“‘Viene el príncipe de este mundo—dice Jesús;—mas no tiene nada en mí.’ No había en él nada que respondiera a los sofismas de Satanás. El no consintió en pecar. Ni siquiera por un pensamiento cedió a la tentación. Así también podemos hacer nosotros. La humanidad de Cristo estaba unida con la divinidad. Fue hecho idóneo para el conflicto mediante la permanencia del Espíritu Santo en él. Y él vino para hacernos participantes de la naturaleza divina. Mientras estemos unidos con él por la fe, el pecado no tendrá dominio sobre nosotros. Dios extiende su mano para alcanzar la mano de nuestra fe y dirigirla a asirse de la divinidad de Cristo, a fin de que podamos alcanzar la perfección del carácter. FV 25.3

“Y Cristo nos ha mostrado cómo puede lograrse esto. ¿Por medio de qué venció él en el conflicto con Satanás? Por la Palabra de Dios. Sólo por medio de la Palabra pudo resistir la tentación. ‘Escrito está,’ dijo. Y a nosotros ‘nos son dadas preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas fueseis hechos participantes de la naturaleza divina... ‘Toda promesa de la Palabra de Dios nos pertenece. Hemos de vivir de ‘toda palabra que sale de la boca de Dios.’ Cuando nos vemos asaltados por las tentaciones, no miremos las circunstancias o nuestra debilidad, sino el poder de la Palabra.”—El Deseado de Todas las Gentes, 100, 101. FV 25.4