La Edificación del Carácter

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Un carácter intachable

Daniel estaba sujeto a las más severas tentaciones que pueden asaltar a los jóvenes de hoy en día; sin embargo era fiel a la instrucción religiosa recibida en los primeros años. Se hallaba rodeado por influencias calculadas para trastornar a los que vacilasen entre los principios y las inclinaciones; sin embargo, la Palabra de Dios lo presenta como de un carácter intachable. Daniel no osó confiar en su propio poder moral. La oración era para él una necesidad. Hizo de Dios su fortaleza, y el temor del Señor estaba constantemente delante de él en todas las transacciones de la vida. ECFP 18.2

Daniel poseía la gracia de la genuina mansedumbre. Era leal, firme y noble. Trató de vivir en paz con todos, y sin embargo era imposible de torcer, como el glorioso cedro, dondequiera que hubiera un principio envuelto. En todo lo que no ofreciera conflicto con su lealtad a Dios, era respetuoso y obediente hacia aquellos que tenían autoridad sobre él; pero poseía un concepto tan alto de las exigencias divinas que los requerimientos de los gobernantes terrenales eran colocados en un lugar subordinado. Ninguna consideración egoísta lo inducía a desviarse de su deber. ECFP 19.1

El carácter de Daniel es presentado al mundo como un notable ejemplo de lo que la gracia de Dios puede hacer por los hombres caídos por naturaleza y corrompidos por el pecado. El relato que tenemos de su vida noble y abnegada es un motivo de aliento para el común de los hombres. De él podemos obtener fuerza para resistir noble y firmemente la tentación, y con la gracia de la mansedumbre, perseverar en todo lo recto, bajo la más severa prueba. ECFP 19.2