En los Lugares Celestiales

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En la luz que emana de la cruz, 15 de febrero

Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Hebreos 12:2. ELC 54.1

La cruz habla vida, y no muerte, al alma que cree en Jesús. ¡Bienvenidos los preciosos rayos vivificantes que refulgen desde la cruz del Calvario! Esforzaos para alcanzar la bendición, creed para recibirla... ELC 54.2

No andéis en la sombra de la cruz. No deis expresión al lloro, los quejidos y las penas; antes animad vuestras almas a la esperanza y el gozo. La cruz señala hacia arriba a un Salvador viviente, que es vuestro Abogado y está intercediendo en vuestro favor... Cuando estéis fuertemente apesadumbrados, es porque Satanás se ha interpuesto entre vosotros y los brillantes rayos del Sol de Justicia... ELC 54.3

He estado realmente vacilando bajo la sombra de la cruz. No es algo común para mí el estar abrumada y sufrir tanta depresión de espíritu como he estado sufriendo en los últimos meses. No quisiera ser hallada jugando con mi propia alma, jugando con mi Salvador. Yo no enseñaría que Jesús se ha levantado de la tumba, que ascendió al cielo y vive para interceder por nosotros ante el Padre, a menos que lleve a la práctica mis enseñanzas, y crea en él por su salvación, echando mi alma desvalida sobre Jesús en busca de su gracia, su justicia, paz y amor... ELC 54.4

Vivamos en la luz del sol que mana de la cruz del Calvario. No moremos más en la sombra, condoliéndonos de nuestros pesares, porque esto solamente los ahondará. Nunca olvidemos, aun cuando caminemos en el valle, que Cristo está con nosotros tan ciertamente cuando vamos confiadamente en esos lugares como cuando estamos en la cumbre.—Manuscrito 61, 1895. ELC 54.5